Los italianos votan hoy y mañana en cuatro referendos sobre temas como la energía nuclear y un escudo judicial para el jefe de Gobierno
12 jun 2011 . Actualizado a las 06:00 h.Tras los malos resultados en las elecciones municipales, los cuatro referendos sobre temas claves que deben votar hoy y mañana los italianos están considerados como una prueba del apoyo real de los ciudadanos a Silvio Berlusconi. Para que la consulta popular sea válida tiene que participar el 51 % del electorado, lo que supone un difícil reto, ya que desde 1995 ningún referendo ha salido adelante a causa de la falta de cuórum. No obstante, esta vez los sondeos hablan de una intención de voto del 50 %.
Frente a la llamada a la participación hecha por el presidente de la República, Giorgio Napolitano, así como de destacadas personalidades de la vida social e incluso de la Iglesia, Berlusconi ya ha anunciado que no acudirá a votar, al igual que los miembros de su partido que promueven la abstención.
Los promotores del referendo, con Italia de los Valores (IDV) a la cabeza y apoyado por el Partido Democrático (PD) y asociaciones ecologistas, han denunciado al Gobierno por haber hecho «de todo» para impedirlo. Los espacios informativos en la televisión pública ha sido escasos, por lo que la movilización se ha llevado a cabo en las calles y a través de Internet. Greenpeace protagonizó sonadas acciones como colgar un gran cartel en el Coliseo de Roma o en la final de la Copa de fútbol.
Hay además una gran polémica sobre el voto de los más de tres millones de italianos residentes en el extranjero, ya que han empleado en la pregunta sobre la energía nuclear una papeleta distinta a la de la península. IDV ha solicitado que no se tengan en cuenta para el cuórum, aunque no será hasta el día 16 cuando el Tribunal de Casación tome una decisión.
Cuatro preguntas
Son cuatro las cuestiones que los italianos tendrán que responder. La posible vuelta a la energía nuclear es la que levanta más controversia, sobre todo tras lo ocurrido en Fukushima y que obligó al Gobierno de Berlusconi a posponer los planes de construir centrales nucleares anunciados en el 2010 tras un acuerdo con Francia, y más tarde ratificados en Parlamento.
Aunque el Ejecutivo habló de «una moratoria» hasta que la Unión Europea aclare la situación de la energía atómica, para la oposición y los colectivos antinucleares se trataba tan solo de evitar un nuevo rechazo en referendo como ocurrió en 1987 tras el accidente de Chernóbil y que prohibió la construcción de centrales en Italia y cerró aquellas en funcionamiento. Los intentos de Berlusconi de no llevar a delante la consulta fueron vanos. Primero el Tribunal Supremo y más tarde el Constitucional le quitaron la razón.
Otras dos de las cuestiones del referendo hacen referencia a la privatización de los servicios de suministro de agua. Se trata de abrogar dos aspectos de una ley que obliga a los ayuntamientos a conceder a empresas privadas o mixtas la gestión de los acueductos y de la red hídrica, así como posibilidad de aumentar las tarifas de servicio en relación con la inversión realizada. La tercera pregunta trata sobre el la ley de legítimo impedimento, enésimo escudo judicial que Berlusconi pretende colar para evitar sus causas pendientes alegando compromisos de Gobierno para no acudir al tribunal.