Dos razones convierten la matanza del domingo en la crisis más grave a la que se enfrenta Egipto desde que se produjo la caída de Mubarak hace ocho meses. Una es el momento en que se produce, cuando faltan menos de cincuenta días para las elecciones legislativas. Prueba que la transición a la democracia discurre todavía sobre un puente de palillos que se puede venir abajo en cualquier momento. La segunda se refiere al tipo de conflicto que ha estallado. Una pugna religiosa con efectos potencialmente desestabilizadores si no se detiene a tiempo la espiral de odio y venganzas que puede arrastrar a cristianos y musulmanes.
En el caso de que sea cierta la acusación del patriarca copto, quien atribuyó la violencia a los baltaguiya, la primera obligación de las autoridades sería identificarlos de inmediato, desenmascarar a quienes les pagan y llevarlos ante la justicia. Pero esa elemental medida para reparar el dolor de las familias y aplacar la ira de la comunidad a la que pertenecían los muertos no exonera al Ejército y al Gobierno provisional de responsabilidad en lo ocurrido. Todas las crónicas hablan de una represión desmedida, dirigida casi en exclusiva contra los manifestantes cristianos. Esta conducta no se puede desvincular del hecho de que la cúpula militar no ha descontaminado las fuerzas de seguridad de elementos del régimen anterior, no ha erradicado las técnicas brutales que se estilaban entonces, ni las preparó para distinguir entre provocadores y provocados.
Pero es que, además, no es la primera vez que los templos coptos son atacados en los últimos meses. Pese a ello, militares y Gobierno no han tomado medidas suficientes para garantizar el respeto a la libertad de culto. Antes bien, se han distinguido por mantener vigente el estado de indefensión en que se hallaban los cristianos durante la época de Mubarak, creando así condiciones para que se piense que prefieren dos tipos de egipcios, dependiendo de la religión que profesen.
«Los trágicos acontecimientos no deben obstaculizar las elecciones y la transición»
Barack Obama
«Los 27 hemos sido contundentes al exigir a la junta egipcia que proteja a las minorías»
Trinidad Jiménez
«Llamo a los egipcios a permanecer unidos y a preservar el espíritu de los cambios históricos»
Ban Ki-moon