La corona británica acepta por fin la igualdad de sexos

imanol allende LONDRES / CORRESPONSAL

INTERNACIONAL

La sucesión estará determinada por el orden de nacimiento

29 oct 2011 . Actualizado a las 06:00 h.

El primer hijo que nazca de la unión de los duques de Cambridge, el príncipe Guillermo y Catherine, reinará en el Reino Unido y será jefe de Estado de los 16 países de la Commonwealth, sin importar su sexo. Además, se podrá casar con un católico, una situación que sin duda aleja a la tradicional y encorsetada corona británica del anacronismo en el que ha vivido durante mucho tiempo.

El acuerdo supondrá modificar las reglas que daban preferencia al trono a un varón sobre una mujer en la línea de sucesión y que prohibía a la primogénita de un monarca heredar si tenía un hermano más joven.

La sucesión a partir de ahora estará determinada por el orden de nacimiento y no por el sexo. De este modo, la hija de la reina Isabel II, la princesa Ana, pasará a ocupar el cuarto lugar en el orden de sucesión, por detrás del príncipe Carlos y sus dos hijos, Guillermo y Enrique. Hasta ahora, Ana aparecía en el puesto décimo de sucesión. El duque de York, el príncipe Andrés, tercer hijo de la soberana, pasa al puesto séptimo.

Recorriendo la historia de la monarquía británica uno se sorprende de que se haya mantenido esta ley durante unos siglos en los que las reinas han marcado la historia de este país, desde Isabel I, pasando por la reina Victoria, hasta la actual Isabel II.

Una gran reforma

Pero este no es el único cambio que se ha aprobado en la reunión de la Commonwealth en Perth (Australia) en lo que ya se califica como una de las mayores reformas en la corona británica de los últimos siglos. Para hacerse una idea, los cambios afectarán a siete leyes, entre ellas el Acta de Unión de 1801, que formalizó la unión del Reino de Gran Bretaña y de Irlanda (hoy solo el Úlster) y el Acta de Establecimiento o Ley de Instauración, que data de 1701. Esta última es una ley que prohibía a un católico romano heredar la corona británica, y a un heredero de la corona casarse con un católico.

Ayer, el arzobispo de Westminster, Vincent Nichols, primado de los católicos de Inglaterra y Gales, manifestó que acoge con agrado «la decisión del Gobierno de su majestad de dar a los herederos al trono la libertad de casarse con un católico sin ser expulsado de la línea de sucesión, ya que esto eliminará un punto de discriminación injusta contra los católicos».