La ola de tensión fuerza el cierre de empresas japonesas en China

esperanza calvo PEKÍN / E. LA VOZ

INTERNACIONAL

Estados Unidos se mantendrá al margen en la disputa por las islas

18 sep 2012 . Actualizado a las 07:00 h.

Un corto paseo por los alrededores de la Embajada de Japón en Pekín es suficiente para comprender el pánico que sienten los miles de japoneses que residen en China. Restaurantes de comida nipona cerrados a cal y canto, con carteles en sus puertas que aclaran lo siguiente: «Si el dueño es chino, el corazón también lo es». El miedo es libre y para protegerse de la ira de los manifestantes cuanto más grande sea la bandera china que se saca a la puerta, mejor.

«Perros y japoneses tienen prohibida la entrada», se puede leer en otro cartel, en clara alusión al que durante años colgó de la puerta del parque Huangpu en la antigua concesión británica de Shanghai que decía «prohibida la entrada a perros y chinos».

Ante semejante oleada de odio contra Japón, el Gobierno central ha tenido que suavizar el mensaje antinipón y ahora la prensa estatal llama a la calma con titulares como «la violencia nunca es la solución adecuada». Pero la furia de los manifestantes se ha extendido ya por todo el país, lo que ha obligado incluso a grandes empresas como Canon, Panasonic, Honda, Mazda y Nissan a interrumpir su producción por miedo a sabotajes.

Hoy se cumplen 81 años del «incidente de Manchuria», que en 1931 provocó la invasión japonesa de China y el establecimiento del estado títere de Manchukuo. Se espera que las manifestaciones se radicalicen a lo largo de la jornada.

Lo que parece que ya está en marcha es la guerra comercial con Japón, de la que China también puede salir perjudicada ya que las dos economías, las mayores de Asia, son interdependientes. El Diario del Pueblo -órgano oficial del Partido Comunista chino- lanzó una advertencia en su editorial: «La economía japonesa puede sufrir gravemente durante 10 o 20 años si China decide imponer sanciones». De lo que no habla es de las consecuencias que esta ruptura de relaciones tendría para China, el mayor socio comercial de Japón, porque no hay que olvidar que este es el tercero del gigante asiático. También habrá que ver qué papel juega Estados Unidos en el conflicto. A la vez que China le ha pedido neutralidad al secretario de Defensa, Leon Panetta, de visita en el país, este ha asegurado que Washington mantiene sus tratados de seguridad con Japón aunque ha puntualizado que EE.UU. se mantendrá al margen.

Otra muestra de la tensión ha sido la inesperada muerte del recién nombrado embajador de Japón en Pekín, Shinichi Nishimiya, de 60 años, que no llegó a tomar posesión del cargo, en el peor momento de las relaciones entre ambos países en las últimas décadas.

Juicio a Wang Lijun

Por otra parte, se ha adelantado un día el juicio a Wang Lijun, estrecho colaborador del ex líder del Partido Comunista en Chonqing Bo Xilai y causante de su caída en desgracia al pedir asilo en el consulado de EE.UU. en Chengdú. La sesión de ayer fue a puerta cerrada «porque hay involucrados secretos de Estado». Hoy será pública.