Las autoridades creyeron que el cuerpo era el de un delincuente más
11 oct 2012 . Actualizado a las 07:00 h.Las autoridades mexicanas no supieron que habían matado a uno de los criminales más buscados, el líder de Los Zetas Heriberto Lazcano Lazcano, hasta que un comando armado robó el cuerpo, informó ayer un portavoz oficial. Hasta ese momento pensaban que los hombres que yacían en el lugar habilitado como morgue «eran dos delincuentes más, que habían caído abatidos en un enfrentamiento», declaró el portavoz de la Marina, contraalmirante José Luis Vergara, en Televisa.
«Lo que prende los focos rojos es precisamente el hurto o la sustracción del cadáver, que da a entender a las autoridades locales que se trata de algún personaje de mucha importancia», confesó. Vergara añadió que la muerte del capo no generará necesariamente una lucha violenta por el liderazgo dentro del clan, ya que el sucesor «de manera natural» es el segundo en la jerarquía, Miguel Ángel Treviño Morales, el Z-40.
El contraalmirante informó de que los efectivos de la Marina custodiaron la funeraria hasta las 23:30 del domingo mientras los peritos tomaban las muestras para identificar los cuerpos. Después se retiraron y unas dos horas más tarde llegó el comando. El robo del cadáver generó dudas y especulaciones, que ensombrecieron el golpe dado por el Gobierno de Felipe Calderón al narcotráfico. Pero «lo más importante en este momento es la certeza de que sí es el cuerpo», señaló Vergara a partir de la comparación de huellas dactilares y fotografías de Lazcano, también apodado El Verdugo.
Según Vergara, el hecho de que el líder criminal, uno de los más buscados por México y Estados Unidos, no llevara custodia se debe a que los narcos ahora están optando por un bajo perfil debido al acoso de las autoridades.
La base de datos de México indicaba que El Lazca medía 1,60 metros, mientras que la agencia antidrogas de Estados Unidos lo tenía registrado con una estatura de 1,76 metros. Vergara puntualizó, sin embarco, que el narco medía cerca de 1,80 metros y que los datos que se tenían no eran exactos, ya que se trataba de estimaciones. «Mucha de esta información proviene de inteligencia. Ojalá que pudiéramos llamar a cada uno de los delincuentes para pedirles de favor que nos den su estatura, medirlos y pesarlos», se disculpó.