La corrupción asfixia China

esperanza calvo PEKIN / E. LA VOZ

INTERNACIONAL

Zhang Bingjian, ante algunos de los retratos que componen su Galería de la Vergüenza.
Zhang Bingjian, ante algunos de los retratos que componen su Galería de la Vergüenza. E. Calvo< / span>

El artista Zhang Bingjian retrató a 1.600 políticos implicados en delitos económicos para denunciar uno de los problemas más graves de su país

25 nov 2012 . Actualizado a las 07:00 h.

No busquen en estas paredes retratos de reyes, postales costumbristas o paisajes sobrecogedores. En esta Galería de la Vergüenza se exponen rostros de corruptos. Políticos y funcionarios chinos condenados por malversar dinero público. Esta instalación de arte contemporáneo busca llamar la atención de la sociedad. «Aspiro a hacer pensar a la gente. ¿Qué esta ocurriendo en China? ¿Por qué tanta gente lo hace? ¿Cómo detenerlo?», se pregunta el artista Zhang Bingjian, al tiempo que reconoce con amargura que su proyecto parece lejos de poder darse por terminado.

China se mantiene en el puesto 78 en el índice de percepción de la corrupción que analiza a 171 países, elaborado por la onenegé independiente Transparencia Internacional. El propio Hu Jintao dijo en su último discurso como jefe del Partido que «si no somos capaces de gestionar bien este problema, podría causar el derrumbe y la caída del Estado». Las cifras oficiales elevan a 660.000 los funcionarios y políticos investigados por corrupción en los ultimos cinco años.

«Han robado dinero público y estoy de acuerdo con el castigo. No me importa la sentencia. Ese no es mi trabajo. Es el trabajo de la justicia. El mío es pintarlos y denunciar la corrupción», asegura el artista.

La idea surgió hace tres años, cuando vio en las noticias que unos 5.000 funcionarios habían sido procesados el año anterior. La reacción de Zhang fue inmediata. «El presidente Mao dijo que los políticos deberían servir a la gente, pero ahora ellos están robando el dinero de la gente, del pueblo. Es dinero público. Me pareció vergonzoso y me puse en marcha».

Todo aquel que visita la instalación pregunta por los ladrones más famosos y, aunque para Zhang son todos iguales, sin duda destaca a Xu Zongheng, exalcalde de Shenzhen, la tercera ciudad más grande del país. Se le acusó de recibir sobornos por parte de una compañía de materiales de construcción y de funcionarios de bajo nivel que buscaban ascensos. En total, unos tres millones de euros. Xu fue condenado a la pena capital, aunque finalmente su sentencia fue conmutada por cadena perpetua.

Porque no todas las historias terminan en el corredor de la muerte. A la mayor parte de los 24.000 miembros del Partido juzgados desde 2007 se les aplicaron sanciones. Casi 40.000 millones de euros pertenecientes al Estado fueron robados por unos 4.000 funcionarios chinos, depositados o invertidos en el extranjero desde hace 30 años, cuando la economía de China se abrió al mundo. Cifras apabullantes que atormentan la conciencia patriótica de Zhang.

Encargos en Dafen

Para poner en marcha su proyecto, cuenta con la inestimable ayuda de los pintores de la localidad de Dafen, al sur de China, donde se producen el 60% de las réplicas pictóricas de todo el planeta. «Yo los encargo a gente que hace pinturas muy baratas. El método de Dafen simboliza la exportación de la imitación china, el arte de mercado, la cultura en serie. Miles de retratos de la Mona Lisa que cuelgan en las paredes de medio mundo han salido de Dafen. Ellos lo imitan todo, pero con los corruptos yo les dejo que los pinten según su visión personal. Que los deformen, que los pinten feos, como quieran. Es una especie de venganza hacia esos funcionarios», cuenta.

Todos los cuadros están pintados en color rosa, presente en el billete de 100 yuan, el más grande del país y equivalente a unos 8 euros. Responden a unas medidas de 50x60 centímetros, el estándar del retrato chino tradicional, el tamaño mediante el cual se representó a las autoridades durante siglos. El poder de la administración también está presente en el sello, imprescindible símbolo chino desde la época imperial. Los cuadros están sellados en el canto, donde figura el nombre y el delito que cometió el condenado.