Sus aliados de centro le aseguraron que de Berlusconi se ocuparán ellos
21 dic 2012 . Actualizado a las 07:00 h.Con aplausos y vítores fue recibido ayer Mario Monti en la factoría de Fiat en Melfi (sur de Italia) en uno de los que serán sus últimos actos al frente del Gobierno italiano y que muchos calificaron como su primer acto electoral. Ante la plana mayor de la casa automovilística defendió su política para afrontar la difícil situación económica. «Hace tres meses Italia tenía la fiebre muy alta y no bastaba con una aspirina, sino con una medicina amarga difícil de digerir pero absolutamente necesaria para extirpar la enfermedad», aseguró el tecnócrata.
En un tono que sonó a mitin afirmó que «sería una irresponsabilidad olvidar los sacrificios que los italianos han asumido» e insistió en la necesidad de continuar las reformas estructurales «a menudo prometidas, pero no llevadas a cabo».
Son pocas horas de vida las que le queda al Gobierno de Mario Monti antes de presentar su dimisión en cuanto el Parlamento apruebe los presupuestos generales para el 2013. Para conseguir cumplir el calendario y agilizar las votaciones, el Ejecutivo planteó una cuestión de confianza con lo que la ley superó ayer por la tarde el trámite de la aprobación del Senado. Para hoy se espera su paso por la Cámara de Diputados y para mañana la votación. Será esa misma tarde del sábado cuando Monti formalice su dimisión ante el presidente de la República, Giorgio Napolitano.
Anuncio para el domingo
El domingo Monti comunicará en rueda de prensa sus intenciones sobre su futuro político, es decir su candidatura a seguir presidiendo el Gobierno, como le han pedido tanto en Italia como en Berlín. Como senador vitalicio no puede aparecer en las listas electorales, pero si dar su apoyo y prestar su nombre a quien crea oportuno.
Los partidos centristas ya han perfilado una estrategia encaminada a superar la barrera electoral de la Cámara de Diputados, más alta que la del Senado, donde se presentarán unidos. Con esa intención se presentarán tres listas: una de Futuro y Libertad, liderada por Gianfranco Fini: la otra de Unión de Centro, de Pier Ferdinando Casini, y la tercera de Italia Futura, de Luca Cordero di Montezemolo.
Monti no tiene ninguna intención de acudir a mítines ni de enfrentase a ningún debate ni con Silvio Berlusconi ni con el centroizquierdista Pier Luigi Bersani, que los sondeos dan como ganador de las elecciones. Sus aliados le han asegurado que «de Berlusconi nos ocupamos nosotros», mientras con Bersani mantiene una óptima relación. El líder del Partido Democrático, mejor que tenerlo de rival electoral, hubiera preferido que Monti aceptase ser presidente de la República, una candidatura que habría aplaudido tanto la izquierda como los mercados y también Europa.
Lo que todos temen es la presencia en los medios de comunicación de Silvio Berlusconi, que lleva días saltando de una televisión a una radio aprovechando los últimos días antes de que entre en vigor la ley electoral de la par condition, que limita las intervenciones televisivas de los políticos en período electoral. Ayer, en la enésima entrevista, Monti volvió a ser el blanco de los ataques de Berlusconi, burlándose de que de ser un «dios» pasará a ser un «pequeño protagonista de la política»
Para Il Cavaliere, la coalición centrista no es más que «un aliado oculto de la izquierda» y aprovechó una vez más para atacar la política económica del Gobierno técnico.
«Me sorprendería mucho si Monti participara en la campaña electoral»
Silvio Berlusconi