Obama se va de vacaciones pese a faltar días para el abismo fiscal

victoria toro NUEVA YORK / CORRESPONSAL

INTERNACIONAL

Pide a los legisladores que pasen la Navidad con sus familias

23 dic 2012 . Actualizado a las 06:00 h.

La madrugada del sábado, hora española, Barack Obama desconcertó a su país al pedirle a los legisladores que se fueran a casa a pasar la Navidad con sus familias y que dejaran para la semana que viene lograr un acuerdo sobre el abismo fiscal. La sorpresa era mayúscula porque la noche anterior EE.UU. había visto con alarma como el republicano John Boehner no era capaz de conseguir ni los votos de su propio grupo para aprobar su propuesta.

El presidente no parecía preocupado porque el 1 de enero su país entre en el llamado abismo fiscal que, según los economistas, podría provocar una nueva recesión y un desastre económico mundial. Y no debía estarlo porque unas horas después, junto a su familia, subió al Air Force One y puso rumbo a Hawai, su estado natal, para pasar allí la Navidad. La Casa Blanca no informó sobre cuándo regresará, pero él mismo ha dicho que estará en Washington la semana próxima.

Los analistas se preguntaban ayer qué es lo que ha logrado el optimismo de Obama. Y la respuesta parece esconderse en el fracaso de Boehner. La posición de este quedó muy debilitada el jueves cuando se vio obligado a suspender la votación que había convocado porque muchos de sus compañeros de partido no lo apoyaban. El republicano se ha colocado en una posición difícil en su propio partido. Pero, y de ahí parece proceder el optimismo de Obama, a la vez esa débil posición puede hacer que esté mucho más dispuesto a firmar cualquier acuerdo que la Casa Blanca proponga.

En este caso sería mucho más fácil que la Cámara lo aprobara porque contaría con todos los votos demócratas y es seguro que Boehner conseguiría los republicanos necesarios para su aprobación que, aunque no fueran todos los de su partido, sumados a los demócratas, sí serían mayoría.

Si eso es lo que ocurre la semana próxima, y hay muchas posibilidades, ya que la Casa Blanca confirmó el viernes que Obama había hablado con Boehner por teléfono, el presidente habría conseguido una gran victoria política. Otro asunto es lo que puede pasar después en las filas republicanas.

El partido está muy dividido tras las elecciones. Si antes ese hecho era evidente, tras la derrota de Boehner es aún más claro. Si el presidente de la Cámara acepta un plan con subida de impuestos a los más ricos, la fractura entre los más cercanos al Tea Party y el resto más moderado del partido puede hacerse aún más profunda. Es evidente que los republicanos van a necesitar a alguien distinto a Boehner para encontrar un punto de unión.