La crisis de Gobierno en Italia coincide con el relevo en la presidencia de la República
INTERNACIONAL
El presidente Giorgio Napolitano, de visita en Alemania, no podía haber soñado con un fin de mandato más complicado. Como dice la Constitución italiana, es él quien encarga formar Gobierno, normalmente al jefe de la formación con más parlamentarios. En este caso, Pier Luigi Bersani, quien podría verse en serias dificultades para lograrlo dada la escasa mayoría del Partido Democrático en el Senado.
Napolitano también puede, como hizo con Mario Monti en noviembre del 2011, adjudicar ese cometido a un parlamentario que tenga el consenso de mayoría y oposición y consiga el voto de las dos cámaras para formar un Ejecutivo de concentración nacional. La pregunta es ¿quién?, pues Monti se ha quemado con su candidatura, y Berlusconi jamás lo volvería apoyar.
La opción lanzada por algunos de convocar nuevos comicios para aclarar el panorama no parece posible. Según constitucionalistas italianos, Napolitano no puede ya disolver las cámaras, cometido que únicamente puede ejecutar antes de los seis últimos meses de su mandato.
Por tanto, urgiría buscar un candidato a formar Gobierno, puesto que el Parlamento ya tiene agenda para elegir a otro presidente de la república. Napolitano termina su mandato el 15 de mayo y la ley dice que un mes antes, el 15 de abril, se abre el período electoral. El nuevo presidente de la República tiene que ser elegido por dos tercios del Parlamento con escrutinio secreto, por tanto requiere también negociaciones.
Ayer, Beppe Grillo, el adalid de la antipolítica en Italia, ya adelantaba una propuesta: el premio Nobel de Literatura Dario Fo, quien siempre ha apoyado al Movimiento 5 Estrellas. Otro nombre que suena para la presidencia es el de Emma Bonino, ex comisaria europea y que ahora se ha quedado fuera del Parlamento con el Partido Radical.