Una inflación de casi el 30 % al año no ha conseguido acabar con el buen humor de un país que sigue llenando los restaurantes, viaja y consume porque el ahorro no es rentable
24 mar 2013 . Actualizado a las 19:00 h.La lista de los personajes argentinos más populares o influyentes está cambiando. Por supuesto, ese costado necrófilo que los ha llevado a seguir teniendo adoración por muchos de sus ídolos muertos, tarda más en cambiar y por eso entre los más queridos aún figuran Jorge Luis Borges, Juan Domingo Perón, Evita, Carlos Gardel, Néstor Kirchner, José de San Martín y el doctor René Favaloro. Aunque ninguno de ellos ocupa los primeros lugares, su valoración y arraigo social siguen siendo muy altos y ocupan casi el 25 por ciento de la nómina. Es verdad que poco a poco el argentino va disipando la sombra que los años de la dictadura todavía marcan con dolor en el ánimo de quienes vivieron aquellos años de hierro. Lentamente van pensando más en el futuro y nuevos aires recorren el espíritu de un pueblo que vuelve a hablar de política sin miedos; cuyos jóvenes se hacen militantes y en el que la libertad se ejerce, más allá de polémicas partidarias. Las últimas encuestas revelan quiénes son los diez argentinos elegidos como personajes favoritos, entre los que están Cristina Fernández, Lionel Messi o el sindicalista Hugo Moyano. Hay un solo personaje extranjero que aparece en casi todos los sondeos de opinión, la madre Teresa de Calcuta. Seguramente si hoy hiciéramos esta encuesta el primer lugar sería para Jorge Bergoglio, el papa Francisco.
Cuando una sociedad mejora su calidad de vida (nueve de cada diez argentinos se consideran de clase media) y su ánimo, los síntomas aparecen rápidamente. Esta temporada veraniega que acaba de finalizar marcó un récord en el movimiento turístico: solo en enero dos millones y medio de argentinos se desplazaron por el interior del país hacia los centros de vacaciones. A Mar del Plata, la principal ciudad balnearia sobre el Atlántico, arribaron casi 300.000 turistas cada semana del verano y la ocupación hotelera alcanzó el 95 %. Lo que sí ha cambiado es la forma de hacer turismo, los plazos son más cortos y los puentes creados por el Gobierno a lo largo del año hacen que las salidas de ocio se repartan en los doce meses. En las grandes ciudades el consumo va en aumento. Los restaurantes más solicitados reciben reservas con veinte días de anticipación, algo que apenas hace un año no ocurría. Los argentinos están recuperando el buen humor y, aunque los castiga una inflación de casi el 30 %o en un país que crece al 1,9 % anual, han decidido vivir sin desesperación. El Gobierno acordó en febrero congelar durante dos meses los precios de bienes de consumo masivo. Solo en los últimos tres meses el aumento de electrodomésticos creció un 26, 5 %. Y en medio año, las ventas por Internet aumentaron un 52 %. Los argentinos no ahorran porque no es rentable, así que compran lo más grande, viajan y salen a comer y a cenar. Y, algo que parece trivial pero es importante, están recuperando la risa y hasta son capaces de reírse de sí mismos, aunque queda mucho todavía por andar.