Ségolène Royal se deja querer por Hollande

Fernando Iturribarría COLPISA

INTERNACIONAL

Tras el anunciado reajuste de Gobierno, la excandidata al Elíseo critica con mesura la lentitud de las reformas prometidas por el presidente francés y padre de sus hijos

13 may 2013 . Actualizado a las 23:41 h.

Ségolène Royal se deja querer. Cuando François Hollande ha anunciado un reajuste gubernamental, la ex del presidente francés multiplica las apariciones en los medios de comunicación. Con la disculpa de la publicación de un enésimo libro, la excandidata socialista al Elíseo critica con calculada mesura la lentitud de las reformas prometidas por la izquierda y prodiga los consejos amables al padre de sus cuatro hijos. Pero niega postular a un puesto en el Ejecutivo, aunque recomienda reorganizar el superministerio de Economía y Finanzas, mientras sus allegados reclaman para ella una plaza a su medida en el corazón del dispositivo en el poder.

«Hay la impresión de que se ha perdido el tiempo», lanza Ségolène Royal en Le Monde en su frase más dura contra la gestión de Hollande en su primer año de mandato. «Había que haber reformado por decreto-ley desde el principio», opina tras lamentar que no se haya ido más rápido en la descentralización del Estado o el 'matrimonio para todos', eufemismo de las bodas gay legalizadas por un mandatario que nunca se ha casado, ni con Valérie Trierwiller, su actual compañera, ni con la propia Ségolène.

La vicepresidenta y portavoz desde febrero del nuevo Banco Público de Inversiones, una de las iniciativas señeras del poder socialista, elogia la valentía de Hollande para entrar en guerra en Malí e introducir transparencia en la política francesa. Aunque preconiza que la instaurada obligación de publicar el patrimonio de los cargos electos se extienda a «todos los dirigentes de empresas en las que el Estado tenga participaciones». Pero le insta a dar prueba de coraje para librar «una batalla global por el empleo» al entender que las reformas emprendidas en ese campo «no están a la altura de lo que nos jugamos».

A pesar de que no contempla su incorporación al Gobierno en el orden del día, Ségolène Royal tiene presente en sus reflexiones el departamento económico de Bercy, un conglomerado de varios ministerios donde las quinielas pronostican un próximo baile de sillas. Juzga necesaria su reestructuración «para poner fin a las rencillas entre ministros», una nítida alusión a las desavenencias entre el titular de Economía, el socialdemócrata Pierre Moscovici, y el responsable de Industria, el nacionalizador frustrado Arnaud Montebourg. «El Gobierno tiene que encontrar un verdadero espíritu de equipo», dijo en la cadena televisiva TF1 la oficialmente candidata a nada.