El experto en protección de poblaciones civiles que estuvo a favor de la acción militar en Libia se opone al ataque a Siria
31 ago 2013 . Actualizado a las 07:00 h.Profesor de Seguridad Internacional en la Universidad Griffith de Australia, Alex J. Bellamy es uno de los más reputados expertos internacionales en uso de la fuerza militar, operaciones de paz, intervenciones humanitarias, prevención de atrocidades de masas y protección de poblaciones civiles. Es autor de libros como Guerras justas. De Cicerón a Irak (Fondo de Cultura Económica) o Responsabilidad de proteger. Bellamy fue partidario de la acción militar en Libia, pero no lo es de intervenir, al menos por el momento, en Siria, ya que podría empeorar aún más la gravísima situación que padece ese país.
-¿Una intervención militar en Siria como la que estudia Estados Unidos sería justa?
-Es una pregunta difícil. En primer lugar, diría que sin una resolución del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas no existe base legal para una intervención. El argumento moral de proteger a los civiles es más difícil de valorar. Pero ese juicio moral tiene que tener en cuenta también las consecuencias de una acción militar. ¿Causaría más beneficios que perjuicios? No veo indicios de que fuera más beneficiosa que perjudicial. Un ataque de misiles limitado como castigo por el uso de armas químicas podría disuadir de emplear esta forma de atrocidad, pero no otras formas más convencionales que ya han causado la muerte a más de 100.000 civiles. También podría inflamar la situación y llevar a una escalada de la crisis. Así que hasta que no se demuestre de forma clara y convincente que la intervención sería más beneficiosa que perjudicial no creo que haya justificación moral para la misma.
-¿El uso de armas químicas por parte del régimen de Asad no la justificaría por sí solo?
-Encuentro difícil de explicar cómo la matanza con armas químicas de 300 civiles justifica una acción militar y la muerte de 100.000 por medios convencionales no. Debemos permitir que los inspectores de las Naciones Unidas hagan su tarea y trabajar en el marco del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas. Además, no está claro en absoluto para mí cómo un ataque de misiles limitado como castigo por el uso de armas químicas aumentaría la protección de la población civil siria y creo, además, que hay un riesgo muy real de que solo agravaría aún más la situación. Cuando se usa la fuerza con fines de protección, el objetivo debe ser justamente ese, proteger a los civiles.
-¿Podría haber evitado la comunidad internacional que se llegara a esta situación?
-Todo lo que ha sucedido en Siria se predijo con antelación. La comunidad internacional podría haber hecho muchas cosas, empezando por una respuesta inicial unitaria que hubiera puesto el acento en una solución política, presionando a ambas partes para acudir a la mesa de negociaciones de buena fe. Occidente le tendría que haber puesto más difícil a Rusia vetar las resoluciones. El Consejo de Seguridad tendría que haber apoyado el plan negociado por Kofi Annan e imponer sanciones a cualquiera de las partes que rompiera sus propios acuerdos de alto el fuego. Los países extranjeros no deberían haber echado más gasolina al fuego suministrando armas a ambos bandos. El mundo tendría que haber adoptado medidas para prevenir los crímenes contra la humanidad revisando la situación actual del Tribunal Penal Internacional.
-¿Por qué han sido tan diferentes las respuestas internacionales en los casos de Libia y de Siria?
-Casi todo ha sido diferente. Por varias razones: la situación interna de Siria es mucho más compleja, especialmente el hecho de la que la oposición está muy dividida, y es la principal causa de que se hayan frustrado los planes para la celebración de una conferencia en Ginebra. La situación regional también es más compleja, hay un peligro real de que la crisis pueda arrastrar a Líbano, Irán y quizá a Israel. Por último, la situación global es obviamente más compleja, Gadafi no le gustaba a nadie, mientras Siria tiene un poderoso aliado en Moscú.
-¿Fue justa la intervención militar en Libia?
-Sí. Fue autorizada apropiadamente por el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas en respuesta a una amenaza muy real para la población civil de ese país. Los temores de que las fuerzas de Gadafi iban a perpetrar una masacre en Bengasi eran claros y bien fundados. El uso de la fuerza por parte de la OTAN fue muy preciso y discriminado y ayudó a resolver aquella situación. Desde luego, Libia se enfrenta ahora a enormes desafíos en términos de reconstrucción.