En los últimos días Angelino Alfano le ha robado la escena a Enrico Letta y a Silvio Berlusconi y se ha convertido en el político del momento. El eterno segundón se ha crecido en la adversidad en una semana en la que en Italia se han sucedido las crisis. De su enfrentamiento con su «padre político» y su manera de afrontar la tragedia de Lampedusa sale con una imagen reforzada, no solo en el partido, Pueblo de la Libertad, sino también entre los seguidores del centroderecha.
En un momento en el que la muerte política de Silvio Berlusconi parece cada vez más próxima, se empieza a buscar entre las filas de la derecha a un líder que lo sustituya. Las miradas se dirigen al ministro del Interior, que podría tomarse la revancha sobre su «jefe», quien le abortó su candidatura a primer ministro en el 2013 cuando, por sorpresa, Berlusconi decidió presentarse y dejarlo en la estacada. No era la primera vez que Alfano se plegaba a los deseos de Il Cavaliere, a quien siempre ha servido de manera fiel, como cuando desde el Ministerio de Justicia intentó salvarlo de sus problemas judiciales con el «lodo Alfano», ley que otorgaba la inmunidad a los principales cargos del Estado, pero que fue declarada inconstitucional.
Pero esta semana le pudo el sentido de la responsabilidad y lideró entre sus compañeros el voto de confianza a Letta para que no cayera el Gobierno. Fue una auténtica estocada a Berlusconi, quien había maniobrado para que el PdL se apartara de la coalición gobernante.
Su camino hacia el liderazgo en la derecha no será fácil. Tiene que poner en orden el partido, donde ya ha empezado a imponer condiciones. Sus enemigos son los halcones, defensores a ultranza de salvar a Berlusconi. Alfano no los quiere en puestos importantes y ya ha exigido la cabeza de algunos, como la de la diputada Daniela Santanchè y su compañero Alessandro Salusti, director de Il Giornale, de la familia Berlusconi.
En el Gobierno, el posible cambio de la ley de inmigración Bossi-Fini podría llevar a un enfrentamiento entre los ministros del PD y los del PdL. Alfano es un defensor de la ley que apoyó siendo ministro de Justicia de Berlusconi y no desea variarla, mientras la titular de Integración, Cecile Kyenge, quiere modificarla.