El krischnerismo se debilita

Agustín Bottinelli BUENOS AIRES / CORRESPONSAL

INTERNACIONAL

La convalecencia de la presidenta abre la batalla por la sucesión ya que la incógnita es si será capaz de agotar la legislatura

13 oct 2013 . Actualizado a las 07:00 h.

Con Cristina Fernández fuera de la carrera a la presidenciales, las cosas para el oficialista Frente para la Victoria (FpV) se complican. Como pasó con todos los Gobiernos de origen peronista, el personalismo impera con los Kirchner, que no fueron ninguna excepción. Esto significa que no legan herederos de su poder, lo que genera un vacío que se llena de disputas internas y acaba en la atomización del partido.

La salud de la viuda de Kirchner vuelve a jugarle una mala pasada. En esta ocasión, la extracción de un coágulo del cráneo la mantiene apartada de la actividad política durante cuatro semanas justo en el momento en que acaba de comenzar la campaña política para las elecciones legislativas del próximo domingo 27.

Cristina Fernández de Kirchner tuvo que inventarse un candidato para poder pelear cada voto de los electores de la provincia de Buenos Aires, cuyo resultado suele marcar el triunfo o la derrota a nivel nacional. El elegido fue el alcalde de la localidad de Lomas de Zamora, Martín Insaurralde, un joven que acredita una buena gestión municipal, pero que es prácticamente desconocido para los doce millones de habitantes de la provincia.

Confrontación con Scioli

Para reforzar la imagen del candidato, Cristina no tuvo más remedio que acudir al gobernador provincial, Daniel Scioli, un hombre que comenzó en política de la mano del peronismo de Carlos Menem, fue vicepresidente con Néstor Kirchner y después ganó las elecciones provinciales dos veces, obteniendo más del 50 % de los votos.

Pero a la presidenta no le gusta Scioli, porque no siempre dice «sí, señora» y porque se le ocurrió declarar: «Si Cristina no se presenta, yo quiero ser candidato a presidente en el 2015», algo que los kirchneristas interpretaron como una «traición».

Scioli es, sin embargo, hombre poco dado a enfrentamientos y mantuvo siempre un discurso dialogante. Ha soportado hasta insultos de sus compañeros del FpV y fue quien evitó que la derrota de Insaurralde en las primarias fuera mayor. Ahora trabaja con la misma finalidad de cara a las inminentes legislativas.

Para muchos, el gobernador de la provincia de Buenos Aires debería ser el delfín natural de Cristina Fernández, que en su última entrevista aseguró que «jamás» había sentido odio por Scioli, aunque también afirmó: «Mi dedo no va a designar a ningún sucesor».

Massa, el adversario

La presidenta, que sigue convaleciente, ha provocado el comienzo de una desbandada de miembros de su partido hacia el Frente Renovador liderado por Sergio Massa, otro peronista-kirchnerista que fue jefe de gabinete de la presidenta hasta que fue destituido por sus diferencias con la mandataria. Massa es ahora el neokirchnerismo y con un partido que organizó en solo cuatro meses ya derrotó por 14 puntos de diferencia a Insaurralde en las primarias de agosto. Las encuestas aseguran a día de hoy que para las legislativas la brecha puede aumentar a 18. La oposición, por ahora, no cuenta en esta batalla. Scioli, que había pactado con Massa, se desmarcó en el último momento para seguir al lado de Cristina, muchos aseguran que bajo la promesa de ser el candidato oficialista en el 2015. Ahora la cuestión es saber si Cristina, debilitada políticamente y con problemas de salud, podrá gobernar los dos años que aún le restan de mandato y superar las graves dificultades económicas que vive Argentina o convocará elecciones anticipadas, aduciendo problemas de salud, para evitar así el crecimiento político de Sergio Massa, el principal y único oponente al kirchnerismo con posibilidades reales. Scioli, pese a sus diferencias, debería ser el delfín natural de la presidenta. Otra incógnita es si Cristina Fernández será capaz de agotar la legislatura