Críticas a François Hollande en Francia por «repudiar» a su pareja

Colpisa

INTERNACIONAL

Tras su ruptura, el presidente francés y Trierweiler ponen tierra de por medio, en Turquía e India

27 ene 2014 . Actualizado a las 01:20 h.

Valérie Trierweiler está ya como simple ciudadana de visita humanitaria en India. La separación de la pareja presidencial francesa es hasta geográfica. La ex primera dama ha quedado «en buenas relaciones» con el presidente francés, señalaron desde su entorno antes de tomar el avión a Bombay, donde no ha dado tiempo a borrar el título de primera dama de las invitaciones a una cena benéfica.

Al día siguiente de su ruptura oficial con quien en el 2010 dijo que era la mujer de su vida, François Hollande fue objeto de las críticas de la oposición a «un hombre tan infiel en privado como en política». La ultraderechista Marine Le Pen coincidió con otros portavoces conservadores en arremeter contra Hollande por «repudiar» a Trierweiler de forma brutal, fría y sin afecto. «¿Dónde están las feministas?», se preguntó la diputada de la UMP Valérie Boyer.

El celibato de Hollande cierra un bucle melancólico. El primer presidente republicano también estaba soltero. Luis Napoleón Bonaparte, elegido en noviembre de 1848, no se casó hasta cuando ya era el emperador Napoleón III. El sobrino de Napoleón I contrajo matrimonio con la granadina Eugenia de Montijo el 30 de enero de 1853. Desde entonces hubo que esperar hasta 1924 para encontrar otro soltero en el Elíseo, ese pisito en el centro de París que Luis XV le puso a la Pompadour. Se trataba de Gaston Doumergue, quien doce días antes de finalizar su mandato se casó en 1931 a los 68 años con su querida Jeanne Gaussal, otra amante con las iniciales J.G.

El más reciente precedente sin primera dama fue efímero. Apenas duró tres meses y medio. El tiempo que va desde el divorcio de Nicolas Sarkozy de Cecilia Ciganer-Albéniz, en octubre del 2007, hasta su boda con Carla Bruni, en febrero del 2008. Pero, a diferencia de Hollande, su predecesor no tomó la iniciativa de la separación y ésta se produjo por consentimiento mutuo. Además el primer presidente francés divorciado siempre dejó clara la intención de rehacer su vida y de ofrecer al país una segunda damal

Hollande va a aprovechar su recuperada soltería libre de compromisos para eliminar la figura chapada a la antigua de la primera dama y dar una dimensión de modernidad institucional a su gobernanza. «El celibato no desacraliza la función en una democracia madura», opina el profesor de historia contemporánea Jean Garrigues. «Lo que desacraliza la función es presentarse como presidente normal, comportarse como el hombre de la calle y ser sorprendido en moto volviendo de casa de su amante», analiza en el dominical Le Journal du Dimanche.

Este semanario asegura que Julie Gayet no se ve como primera dama. «No es del estilo de instalarse en el Elíseo», comentan en el entorno de la amante del presidente. «Es respetuosa del dolor de la que se va y no está dispuesta a instalarse en el papel de una primera dama», apuntan. Deliberadamente fuera de los focos, la última dama se prepara para doblar al francés a Nicole Kidman como protagonista de Gracia de Mónaco. Esta película biográfica sobre aquella actriz que llegó por amor a ser princesa se proyectará el 14 de mayo en la apertura del festival de Cannes.