El primer ministro italiano dirigirá la presidencia de turno de la UE en el próximo semestre
26 jun 2014 . Actualizado a las 07:00 h.Angela Merkel llamó hace diez días a Matteo Renzi en plan amigos: «¡Querido mister 40%!». El primer ministro italiano ya iba sobrado jugando sin cartas: llegó al Gobierno sin elecciones y robándole el puesto a Enrico Letta. Pero ahora que ha sacado un 40% de votos en las europeas no hay quien lo pare. Es el único líder europeo con tal respaldo en el único país que ha resistido el empuje de movimientos de protesta, porque pasó por eso con Beppe Grillo en las generales de 2013. Ante el desplome de François Hollande también le ha quitado el papel de líder progresista de referencia y contrapeso de Merkel. Porque además se lleva de maravilla con la canciller. Para el Financial Times?ya son el nuevo eje que sostiene la UE.
Renzi ahora tiene buenas cartas, porque hoy Merkel necesita sus votos para sacar la presidencia de Juncker. A Renzi le parece bien, pero a cambio quiere aligerar el rigor fiscal y meter a su ministra de Exteriores, Federica Mogherini, como representante exterior de la UE. También ha pedido, y conseguido, negociar primero el contenido político de lo que se quiere hacer y luego repartir las poltronas. El presidente saliente del Consejo, Van Rompuy, trabaja en un documento que acoge las prioridades italianas, como un mayor margen de maniobra sobre déficit y deuda a los gobiernos en dificultades y una implicación directa de la UE en afrontar la inmigración del Mediterráneo.
Ya se verá si le sale la jugada y Renzi es tan importante como se cree, pero de momento Merkel abrió la puerta a cierta flexibilidad en el pacto de estabilidad, y esto ya es digno de nota. Renzi juega a dos barajas, en la mesa europea y en la italiana, y mueve el capital obtenido de una a otra. Necesita que Italia vaya bien, o lo parezca, para tener credibilidad en la UE, por ejemplo reformando una administración fósil y el mercado laboral, y está en ello. Al mismo tiempo la aureola de líder europeo le sirve para presumir en casa. Encima ahora arranca el semestre de presidencia italiana de la UE. Todo ello le coloca en una posición que le encanta, la de protagonista. Y empieza a explotarla.
El martes presentó en el Parlamento sus planes para el semestre europeo, vagos pero salpicados de frases pensando en su actuación de hoy, como primer actor en la UE. Una: «Quien crea que nombrando a Juncker resolvemos la crítica que se lee en el voto europeo vive en Marte». Dos: «No queremos una Europa que parece una tía pesada que nos dice lo que tenemos y no tenemos que hacer». Al mismo tiempo expuso sus proyectos de grandes reformas para Italia. Solo que esta vez no eran para 100 días, como hasta ahora y que áun esperan resultado: les puso un cero más.