El día de la independencia deja ver las fracturas kirchneristas
INTERNACIONAL
 
	
											Varios ministros dieron plantón al vicepresidente Boudou
10 jul 2014 . Actualizado a las 07:00 h.Los actos previstos en la provincia de Tucumán para celebrar el día de la independencia de Argentina mostraron claramente que hay una fractura en el propio gabinete de la presidenta Cristina Fernández. Debido a su reposo médico, la jefa de Estado ordenó a sus ministros que secundaran al vicepresidente Amado Boudou, procesado por corrupción y otros delitos penales, y que lo acompañaran a las celebraciones ya que este la reemplazaba como segundo en el poder ejecutivo.
La orden de la presidente no fue acatada por algunos ministros y funcionarios ligados a La Cámpora, la organización que conduce Máximo Kirchner, hijo mayor del matrimonio que se opuso desde un comienzo a la elección de Boudou. Los ministros Carlos Tomada, de Trabajo, Axel Kicillof de Economía, Julio de Vido de Producción, Alicia Kirchner de Seguridad Social y hermana de Néstor, y Carlos Zannini, secretario legal técnico de la presidencia, se negaron a subir al avión rumbo a Tucumán.
También indicó Cristina que los actos no fueran trasmitidos por la cadena oficial de radio y televisión, es decir, que no fueran de difusión obligatoria para todos los medios audiovisuales, como cada 9 de julio hasta ahora. La presidenta quiere seguir respaldando a Boudou, pero sin demasiada exposición, motivo por el que también pidió que el acto se hiciera en el teatro Mercedes Sosa, cuya capacidad para 1.500 personas sería fácil de colmar con militantes obedientes.
El vicepresidente finalmente habló durante diez minutos ante una platea poco entusiasta aunque él quiso ponerle énfasis a su mensaje contra los poderes concentrados, financieros y mediáticos. Hombre de escasos recursos dialécticos, Boudou se limitó a gritar después de cada frase «¡Gracias Cristina, Gracias Néstor!». Aún así solo consiguió el aplauso de un grupo reducido de jóvenes colocados al fondo del patio de butacas.
El ministro del Interior, Francisco Randazzo, no solo no aplaudió sino que mantuvo un gesto de incomodidad durante toda la ceremonia. Él quiere ser una opción del kirchnerismo para suceder a Cristina y sabe que Boudou no es buena compañía.
La presidenta argentina está obligada a darle un final a esta historia porque la grieta de su propia tropa se agranda. La pregunta es por qué defiende a Boudou a este coste. El vicepresidente amenazó con ampliar la indagatoria ante el juez y 24 horas antes se arrepintió. Para muchos, fue un amago de amenaza porque aseguran que él puede contar quién le encargó comprar la imprenta que fabrica el papel moneda cuando era el ministro de Economía de Néstor Kirchner.