El tira y afloja no ha hecho más que empezar
25 feb 2015 . Actualizado a las 16:00 h.En un tiempo récord -hablamos de Bruselas- despachó ayer el Eurogrupo el plan heleno para ganarse el favor -y el dinero, claro- de sus socios y seguir bajo el paraguas del rescate cuatro meses más. Apenas una hora les llevó a los ministros del euro dar luz verde a la carta que Varufakis le envió a Dijsselbloem poco antes de la medianoche del lunes, cuando expiraba el plazo para hacerlo.
Consideran los socios de Grecia y los miembros de la troika que es «un buen comienzo». Pero, solo eso. Ahora hace falta que los griegos concreten sus intenciones. Y que le pongan cifras al rosario de reformas que han de llevar a cabo para obtener algo de manga ancha en las políticas de austeridad y conservar el salvavidas financiero que los mantiene a flote.
Tienen hasta abril para hacerlo. Y, hasta entonces, habrán de trabajar -les guste o no-, codo con codo con la troika o como quiera que se llame ahora. Porque son la Comisión Europea, el FMI y el BCE quienes juzgarán las medidas en abril y quienes determinarán si se ajustan o no a lo pactado. Hasta entonces, ni un euro. Grecia, que no recibe fondos desde agosto, tendrá que financiarse por sus propios medios. Aunque, eso sí, ahora con el camino mucho más despejado.
Y es que, como se encargó ayer de recordarle a los de Tsipras el propio Dijsselbloem desde el Parlamento Europeo, la prórroga del rescate no garantiza la entrega del dinero. Cualquier pago deberá ser autorizado por el Eurogrupo. Y eso solo ocurrirá cuando la troika certifique que Atenas «está haciendo progresos» en la lista de reformas.
La odisea, pues, no ha terminado: el tira y afloja entre Atenas y las instituciones continuará durante las próximas semanas. Y, no será precisamente un camino de rosas. Con Grecia nunca lo es.
Las primeras reacciones de la terna de acreedores dejan entrever por dónde irán los tiros, dónde residen las principales tensiones. El más entusiasta de los tres, el Ejecutivo comunitario, no ofreció pista alguna, limitándose a asegurar que en los despachos de Bruselas se sienten «alentados por el compromiso [del Ejecutivo heleno] de luchar contra la evasión fiscal y la corrupción, con medidas para modernizar las administraciones fiscales y aduaneras, y reformas para racionalizar la Administración Pública».
Críticas del FMI
No lo ven tan claro en los del Fondo Monetario Internacional. «En bastantes áreas, incluidas tal vez las más importantes, la carta no ofrece garantías claras de que el Gobierno [griego] tenga intención de acometer las reformas pactadas». Se refieren los expertos del organismo que pilota Christine Largarde a las pensiones, la reforma laboral y el IVA.
Tampoco el presidente del BCE, Mario Draghi, las tiene todas consigo. Para el italiano, los compromisos expresados por el Ejecutivo heleno son «un punto de partida válido» para empezar a negociar, pero «difieren del programa actual [las exigencias asociadas al rescate] en algunos puntos». De ahí que el guardián del euro advierta que tendrán que «durante la revisión habrá que analizar si las medidas que no aceptan las autoridades [helenas] son sustituidas por medidas de igual o mayor calado para alcanzar los objetivos del programa».