El Eurogrupo desinfla la esperanza griega de un acuerdo rápido
INTERNACIONAL
Los socios del euro consideran que Atenas sigue sin hacer lo suficiente para desbloquear el rescate
12 may 2015 . Actualizado a las 16:50 h.«Queda mucho trabajo que hacer». Así de lapidario se mostró ayer el presidente del Eurogrupo, Jeroen Dijsselbloem, al término de la reunión que mantuvieron los ministros de Finanzas del euro y en la que Grecia volvió a ser la gran protagonista. El holandés reconoció los avances en las negociaciones con las autoridades helenas para alcanzar un acuerdo sobre el paquete de reformas que deberá poner en marcha el Gobierno de Alexis Tsipras si quiere desbloquear los 7.200 millones de euros pendientes del rescate. Atenas da los primeros pasos en la buena dirección pero, para el Eurogrupo, siguen siendo insuficientes.
Los recortes en las pensiones y la reforma laboral son las dos líneas rojas que el Gobierno de Syriza no está dispuesto a sobrepasar a pesar de la insistencia de sus acreedores y socios europeos. Son dos líneas «inflexibles», indicó ayer el ministro griego de Finanzas, Yanis Varufakis. Dijsselbloem criticó las «lagunas importantes» que existen en estos dos ámbitos pero celebró el acercamiento de posturas en torno a la reforma del IVA y la creación de una oficina independiente para mejorar la recaudación fiscal.
El tono se ha vuelto más amistoso y constructivo desde que Tsipras relegó a Varufakis a un segundo plano en las negociaciones pero los problemas de fondo persisten. Atenas ha perdido mucho tiempo en los últimos meses. «Cada semana que se alargan las conversaciones queda menos tiempo disponible para implementar las reformas», advirtió Dijsselbloem. Y si no hay reformas, no hay dinero. Sin fondos no se sabe hasta cuándo puede sobrevivir Grecia. «Hay que evitar cualquier tipo de accidente», advirtió ayer el ministro español De Guindos. El Eurogrupo se mostró dispuesto a desembolsar la ayuda en pequeños tramos a medida que Grecia vaya aplicando las reformas. Pero eso dependerá de la firma de un acuerdo que podría requerir el visto bueno del pueblo griego.
Nadie descarta la celebración de un referendum para ratificar el paquete de reformas. «Es una herramienta disponible que le corresponde al primer ministro y al presidente de la república utilizar», señaló Varufakis. Su homólogo alemán, Wolfgang Schäuble, se mostró hastiado e indiferente sobre el devenir de la crisis griega y reconoció que la consulta podría ser «una decisión adecuada» antes de recordar al Gobierno de Tsipras que tendrá que elegir entre cumplir las promesas electorales o contar con el apoyo de sus socios europeos. Lo que ningún ministro niega es el riesgo que supone esta maniobra para Grecia. «Si se celebra el referendo no se podrán poner en marcha las reformas antes de saber el resultado y eso condiciona el calendario», alertó Dijsselbloem. Un temor que también comparte de Guindos. «Sabemos que no hay mucho tiempo. La situación de liquidez no es sencilla y el referendo es un procedimiento muy complejo».
Los ojos están puestos ahora en el Banco Central Europeo (BCE). Mario Draghi deberá decidir si alivia las finanzas helenas en vista de los recientes avances griegos.
Situación «terriblemente urgente»
Los problemas de caja de las arcas griegas están poniendo a prueba los nervios del Gobierno de Tsipras. Su ministro de Finanzas, Yanis Varufakis, reconoció ayer abiertamente que el tema de la liquidez «es una cuestión terriblemente urgente». La situación es lo suficientemente grave como para que la contraparte helena solicitase reforzar al máximo nivel los contactos políticos y técnicos para lograr un acuerdo «en las próximas dos semanas», según el titular griego de Finanzas.
El calendario de pagos seguirá poniendo a prueba la fortaleza de los helenos para sobrevivir sin la ayuda financiera europea. Ayer volvieron a esquivar la suspensión de pagos al dar la orden de transferir al FMI los 750 millones de euros que adeudaba. No obstante, todavía les queda por delante un largo camino de reembolsos (1.280 millones de euros solo en junio). Este organismo dejó saber ayer que trabaja con las autoridades nacionales de los países del sudeste de Europa vecinos de Grecia para preparar planes de contingencia ante una posible quiebra de la economía helena. Los bancos griegos tienen una importante presencia de los sistemas financieros de Bulgaria, Macedonia, Rumanía, Albania y Serbia.