Grecia empieza a preparar un plan B con pagarés por si falla el diálogo

I. D. ATENAS / COLPISA

INTERNACIONAL

El ministro español De Guindos saluda en el Eurogrupo al recién llegado Tsakalotos.
El ministro español De Guindos saluda en el Eurogrupo al recién llegado Tsakalotos. LAURENT DUBRULE | EFE

La UE estudia el envío de una misión de ayuda con alimentos y medicinas

08 jul 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

La prioridad absoluta de Grecia es reabrir los bancos, cerrados ya desde hace nueve días, y transmitir una señal de vuelta a la normalidad. Para ello necesita una luz verde política desde Bruselas al Banco Central Europeo (BCE) y que este reanude el flujo de liquidez de emergencia. Sin él, los bancos helenos, que solo dan un máximo de 60 euros en los cajeros, se quedarán sin dinero hoy o mañana. Quizá algún día más, es un misterio. El Gobierno anunció que los bancos abrirían mañana, pero hay muchas dudas sobre ello. Hoy debería disiparlas y mucho dependerá de una nueva reunión del BCE a lo largo del día.

La negociación con la UE es, por tanto, una contrarreloj. Pero ¿qué ocurre si el dinero se agota antes de llegar a un acuerdo? «No tenemos un plan B, de verdad», repetía el domingo en confianza un miembro del equipo de Gobierno cercano a Tsipras. En la capital griega nadie se lo cree y abundan los rumores. Las hipótesis de un plan B incluyen la emisión de pagarés, o IOU, en sus siglas en inglés [de I owe you (yo te debo)], para paliar la falta de efectivo. El Estado empezaría a pagar pensiones y salarios públicos con una parte en euros, un 30%, y un 70% en pagarés. De este modo entrarían en el mercado.

En la práctica es una moneda paralela, aunque de carácter provisional, un parche mientras llega dinero fresco. Puede sonar a chino, pero el propio exministro de Finanzas, Yanis Varufakis, en su escrito de dimisión del lunes, apuntaba a esta hipótesis si el BCE cerraba su grifo de liquidez, así como un informe de Barclays sobre los efectos de un no en el referendo. El BCE, de todos modos, ya ha advertido que sería un recurso chapucero que viola las reglas y que «llevaría a la salida del euro». Pero algo tendrán que inventarse en Grecia si realmente se acaba el dinero.

Hay precedentes históricos, poco edificantes. El más reciente, en California en 2009, tras la quiebra del Estado, o durante la prueba de una moneda única entre la República Checa y Eslovaquia en los noventa. Y por supuesto en el funesto corralito de Argentina.

El riesgo de una inminente escasez de bienes de primera necesidad y medicinas ha llevado a la UE a pensar en serio en el envío de ayuda humanitaria, un paso increíble dentro de un país de los 27. Según algunos medios, la Comisión ya ha puesto en marcha un plan urgente con los fondos que generalmente destina a la cooperación, y podría aplicarlo en cuestión de días. Ya no es un tabú y el propio vicecanciller alemán, Sigmar Gabriel, lo admitió. «Tenemos que prepararnos para enviar ayuda humanitaria a Grecia»

La enésima fecha de ultimátum impepinable es ahora el 20 de julio. Ese día vence la devolución de 3.500 millones prestados por el BCE y no pagarlos supone automáticamente el fin de la financiación de esta entidad y, por tanto, la quiebra. En Grecia se teme que los tiempos se alarguen ante la sospecha de que la UE venderá muy cara la salida de la crisis. Los griegos creen que lo último que desean en Bruselas es que el Gobierno de extrema izquierda de Tsipras aparezca como el vencedor de este pulso.