Los comicios del domingo no logran interesar a los griegos, cansados de tantas convocatorias a las urnas y en desacuerdo con todos los partidos
17 sep 2015 . Actualizado a las 05:00 h.En los últimos nueve meses Artemios, desempleado griego de 40 años, ha acudido a su colegio electoral en dos ocasiones: comicios legislativos de enero y referendo de julio. Este domingo tiene una nueva convocatoria. Tres citas con las urnas en un año. «Demasiado para un país sin futuro como Grecia», admite. No irá a votar porque ha perdido la esperanza en la política. Y es que estos comicios griegos han dejado de interesar a la población. Apasionados de los debates en las tabernas, los griegos intentan pasar página lo antes posible. La que ahora agota sus últimos cartuchos parece la campaña electoral más triste que ha vivido el país.
«Votaré, claro que votaré. Si quieres saber a quién, mi papeleta será para Merkel», bromea Mihalis, jubilado de 67 años. Está decidido a apoyar a la coalición de los socialistas, Pasok, y la Izquierda Democrática, DIMAR, por «tradición», pero denuncia que estos comicios son una «farsa». «¿Has leído el tercer rescate? Ya no somos los dueños de nuestro país. Eso sí, espero que el nuevo Gobierno cumpla el memorando para dejar de escuchar la palabra Grexit».
Las encuestas detectan un alto porcentaje de indecisos, ciudadanos que acaban de llegar de las vacaciones con un tercer rescate ya cerrado y con un nuevo partido, Unidad Popular, del ex ministro de Energía, Panagiotis Lafazanis, que no acaba de convencer. Su discurso está repleto de las mismas promesas que nunca llegó a cumplir su antiguo jefe, el ex primer ministro Alexis Tsipras. Tanta «contradicción política» confunde a la población, apunta Dimitris Rapidis, director del think tank «Bridging Europe». «Los griegos están cansados y en desacuerdo con todos los partidos. Saben que ninguna formación tiene un plan alternativo y por eso hay tantos votantes indecisos. En su mayoría son gente joven».
«Todos dicen lo mismo, todos. Ahora resulta que Syriza y Nueva Democracia se ponen de acuerdo para cumplir el rescate y encima nos dicen que debemos ir hacia adelante», relata Yorgos, un joven abogado de 34 años. En las pasadas elecciones votó a Syriza, pero ahora confiesa estar «confuso». Grecia sigue bajo un control de capitales decretado por Alexis Tsipras cuando lanzó su órdago a Europa convocando el referendo que ganó en las urnas y perdió en Bruselas.
El giro radical y el cisma interno de Syriza han provocado un clima de gran volatilidad. Sus votantes confiaron en Tsipras y en su plan contra la austeridad, pero ahora su programa abandera el cumplimiento del tercer rescate. Los escindidos no acaban de atraer al electorado que está situado más a la izquierda. Comparten los ideales del plan de Tesalónica con el que ganó las elecciones Tsipras y se niegan rotundamente a un tercer rescate, incluso si ello significa el retorno al dracma. Pero su líder, Panagiotis Lafazanis, no transmite confianza.
De momento las encuestas dan un resultado muy ajustado entre Syriza y Nueva Democracia. Todos los analistas apuestan por un gobierno de coalición. Pero los mismos partidos que podrían aliarse con Syriza, Pasok y Potami, también podrían formar ejecutivo con Nueva Democracia. Y aquí entra en juego Amanecer Dorado, que podría convertirse en la principal fuerza de la oposición con la mayoría de sus diputados entre rejas.
Los neonazis se aprovechan del caos migratorio
Los neonazis se han convertido en un arma arrojadiza para los políticos griegos. Tras siete años de crisis temen que el cansancio y el hastío de la población dé más poder a la tercera fuerza en el Parlamento. Los analistas alertan de que la masiva llegada de refugiados a Grecia les puede hacer ganar seguidores.
El propio Yanis Varufakis fue el primero en mencionar la amenaza nazi a Schäuble, cuando todavía era ministro de Finanzas. Entonces le pidió erradicar el fascismo en Grecia y evitar el caos. Sin embargo, Amanecer Dorado no ha tardado en aprovechar el descontrol que impera en las islas griegas provocado por la llegada de miles de refugiados. La isla de Kos ha sufrido ya varios ataques racistas. En Lesbos han perseguido y amedrentado a los exiliados que acampan en el puerto.
El argumento económico es otro de los puntos fuertes de la formación neonazi. En los albergues de Grecia, donde viven los que lo han perdido todo, aquellos a los que su pensión no les permite ni siquiera poder comer tres veces al día, tienen a grandes defensores como cuenta Lambros, un sin techo que ve a diario como el descontento social se convierte en extremismo. «Tengo muchos compañeros en mi centro para personas sin hogar que votan a Amanecer Dorado y no se pierden ninguno de sus mítines».
«Voy a votar a Amanecer Dorado porque todos los demás partidos están en el mismo saco. Todos son amigos de Europa y del FMI. A mí la troika me lo ha robado todo, tengo 200 euros al mes. Se que ellos pelearán por mí», explica Yorgos, un jubilado de 65 años. Marios, su compañero de habitación, asiente con la cabeza. «Nuestra única esperanza es que gobierne un partido patriota», reclama.
Poco parece importar que la mayor parte de sus líderes estén procesados, entre otros cargos, por pertenencia a banda criminal. El máximo líder, Mijaloiakos, bajo arresto domiciliario, participa en cada uno de sus mítines por teleconferencia y moviliza a sus fieles seguidores con consignas como «Los voluntarios que ayudan a los refugiados son unos herejes».
Las encuestas prevén que vuelvan a ser la tercera fuerza más votada. De los pactos para formar gobierno dependerá si se convierten en el principal partido de la oposición, aunque tendrán poco margen de maniobra porque el resto de formaciones nunca los apoyaron.