Se operó los genitales para mejorar su potencia sexual antes de reunirse con Kate del Castillo
16 ene 2016 . Actualizado a las 08:26 h.En la radio suenan narcocorridos, los cines estrenan una película sobre la fuga de un capo y los diarios escriben sobre sus anhelos amorosos y sus operaciones para potenciar su virilidad. Una semana después de su captura, México está inmerso en el show de Joaquín El Chapo Guzmán. Lo último en desvelarse es la operación quirúrgica a la que se sometió el líder del cartel de Sinaloa, de 58 años, para mejorar su potencia sexual, acorde con su fascinación por las mujeres.
La intervención tuvo lugar pocas semanas antes de encontrarse en la selva mexicana con la actriz Kate del Castillo y el actor Sean Penn, según recogen el diario Reforma y la cadena CNN.
La operación tuvo lugar en una hospital del estado de Baja California, en el noroeste de México, entre septiembre y octubre. Al parecer, los médicos le colocaron lo que la prensa mexicana denomina «bombita sexual», un implante en los testículos para aumentar la circulación sanguínea de la zona. El implante es recomendado a pacientes con disfunción eréctil, un mal que, supuestamente padece el capo, y que habrían detectado los médicos en su reingreso al penal.
Las mujeres han sido la debilidad del Chapo, que en su vida ha tenido siete parejas conocidas, con las que procreó 18 hijos.
El enfado de los periodistas
Pero en medio del show, crece la polémica sobre la entrevista de Sean Penn a Guzmán, en un país donde los periodistas asesinados por el crimen organizado se cuentan por decenas. No solo se discute si es ético dar voz a un capo en busca y captura, sino también si el artículo del actor debe considerarse periodismo o entretenimiento, teniendo en cuenta que el Chapo le impuso varias condiciones, mientras que muchos de los que ejercen ese oficio en México lo pagan con la vida. El actor, que rompió ayer su silencio en la CBS, cree que muchos periodistas critican la entrevista porque están celosos de que él hubiera conseguido la exclusiva y no ellos. Asegura que se arrepiente de su entrevista con el capo, pero no por reunirse con él, sino porque «fracasó» en el objetivo que perseguía: abrir un debate sobre la guerra en Estados Unidos contra las drogas.
Además carga contra el Gobierno de Enrique Peña Nieto, al que acusa de convertirle en objetivo del cartel de Sinaloa al señalar que su contacto con Guzmán fue la principal pista para capturarlo. Afirma que quieren culparle porque se sienten «humillados» porque «alguien encontró al Chapo antes que ellos». La teoría de que él fue clave para su detención es «un mito» porque, asegura, la reuniones se celebraron «muchas semanas antes» y en un lugar lejos de donde fue apresado.