
El impulsor de la caída de Rousseff puede hacer saltar por los aires a su sucesor
23 oct 2016 . Actualizado a las 05:00 h.Detenido desde el miércoles bajo la acusación de corrupción, el expresidente de la Cámara de Diputados de Brasil, Eduardo Cunha, impulsor del impeachment contra la expresidenta Dilma Rousseff, se ha convertido en un «hombre-bomba» capaz de provocar una hecatombe en el ya frágil Gobierno de Michel Temer. Si se decide a revelar todo lo que hizo y lo que sabe, y diversas fuentes aseguran que está dispuesto, Cunha, el antiguo hombre fuerte del Congreso, podría acabar ahora con la nueva administración. «Voy a ser conocido por derribar a dos presidentes en Brasil», se jactó en julio según la revista Veja.
Cunha fue arrestado en Brasilia y trasladado a Curitiba, donde quedó detenido por presunta corrupción, lavado de dinero y evasión en el escándalo de Petrobras que investiga el juez Sergio Moro. La justicia ordenó también bloquear sus bienes, con un valor de unos 65 millones de euros, y su esposa y su hija también están procesadas por participar de las maniobras de lavado y evasión. Su mujer lo visitó el viernes algunos minutos en los que hablaron a través de un cristal. «¡Voy a ir preso, hagan algo!», le había suplicado por teléfono Cunha al secretario de Gobierno de Temer, Geddel Vieira Lima, cuando supo que la policía federal había ido a buscarlo a Río de Janeiro y, al no encontrarlo, se dirigía a Brasilia. Vieira estaba con Eliseu Padilha, jefe de la Casa Civil que, según la revista Veja, llamó a los abogados de Cunha para ver qué podía hacer para asistirlo. Pero era tarde. Solo consiguió un operativo discreto, sin esposas, cascos ni chalecos antibalas.
De inmediato se encendieron las alarmas en el Gobierno. Si Cunha llega a un acuerdo con los fiscales, no solamente están en riesgo un centenar de diputados, sino también el presidente Temer y varios ministros. El Gobierno procuró no demostrarlo, pero hay preocupación. Sobre todo porque esta semana enfrenta en el Parlamento la segunda votación del proyecto de enmienda constitucional para congelar el gasto público durante 20 años. La iniciativa podría perder apoyos ante un nuevo escándalo.
Cunha pertenece al PMDB, el mismo partido de Temer, que era aliado del Gobierno de Rousseff. Tras la reelección de esta en 2014, comenzaron los roces dentro de la coalición hasta la ruptura de la sociedad. El expresidente de la Cámara fue acusado de mentir a los diputados al negar que tenía una cuenta en Suiza y, tras un largo proceso, fue exonerado de su cargo en septiembre. Pero mientras se lo investigaba, Cunha usó su poder para impulsar el juicio contra Dilma. Según la revista Época publicó ayer, Cunha fue el «tesorero informal» del PMDB durante la campaña electoral de 2014 que permitió la reelección de Rousseff. Temer, presidente del partido, era el encargado de distribuir la recaudación entre sus candidatos.