Gallegos de Caracas hacen guardia por la noche para defenderse de los colectivos

Pedro García otero CARACAS / CORRESPONSAL

INTERNACIONAL

IVAN ALVARADO | Reuters

Los paramilitares allanaron al menos diez edificios en La Candelaria, atacaron zonas comunes y dañaron ascensores

01 jul 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

«Me toca dormir poco. Es terrible el nivel de violencia que despliegan los colectivos y la Guardia Nacional a la mínima protesta, sobre todo por la noche». Habla Pilar Gómez, oriunda de Sada y vecina de un edificio aledaño a los de Parque Caracas, en La Candelaria, la urbanización del centro de la capital conocida como el barrio gallego pues residen, en su mayoría, inmigrantes españoles, portugueses e italianos, muchos de ellos de edad ya avanzada. Según relata, los vecinos hacen guardias para alertar de la presencia de colectivos y paramilitares en horas de la noche y tienen un grupo de WhatsApp que manda a guardar a los más jóvenes que pudieran estar protestando. «La situación es muy tensa, asegura no sin motivo.

Las agresiones contra manifestaciones nocturnas se han vuelto frecuentes en diversas zonas de la capital, especialmente en las más populares, como Caricuao o Petare, en extremos de Caracas, en los que toda esta semana hubo fuertes enfrentamientos entre vecinos con piedras y botellas, y la policía con lacrimógenas, perdigones y eventualmente armas, como la que este lunes mató a Luis Paz, de 20 años, en Petare, el barrio autoconstruido más grande de América Latina, en medio de las protestas.

Un dirigente vecinal, Carlos Julio Rojas, denunció que los colectivos han ingresado al menos en diez edificios de La Candelaria. En Parque Caracas, un conjunto de cinco enormes torres residenciales que ya se ha ganado un nombre como foco de la resistencia, los colectivos destrozaron áreas comunes y dañaron cinco ascensores. «El miércoles, vivimos horas de terror durante el trancazo, cuando estos colectivos llegaron a la avenida Universidad (una de las que cruza la urbanización) y atacaron a varios vecinos a la luz del día», señaló.

La proximidad del barrio con las sedes del poder, en especial el Ministerio del Interior, causa que se reprima con más rapidez, indica Gómez, uno de cuyos hijos participa regularmente en las protestas. Los colectivos balean las fachadas de los edificios en los cuales se «cacerolea» o en cuyos frentes se protesta, un fenómeno que se generaliza a todo el país. El opositor gobernador del estado Lara, Henri Falcón, exigió «detener con urgencia» la violación de derechos humanos por parte de agentes de la Guardia Nacional en los operativos nocturnos en Barquisimeto, capital del estado, con «saqueos y represión» que se han extendido a otras ciudades.

Calles cerradas

Los estudiantes universitarios de todo el país cerraron ayer calles en Venezuela para protestar contra la detención de más de 60 compañeros, que fueron enviados a la sede de la policía política, especialmente en Caracas, donde, además, los encerraron en un camión sin ventilación dentro del cual la policía lanzó al menos una lacrimógena, según vídeos tomados por aficionados. Aparte de las detenciones, la policía allanó también el claustro de la Universidad Pedagógica de Maracay, un asalto que ha causado repudio, incluso, en el interior del chavismo.

Al cumplirse los tres meses de protestas, la oenegé Foro Penal afirma que han sido detenidos 3.528 ciudadanos, de los cuales 1.188 permanecen privados de libertad. La mayoría de ellos, señala la entidad, han sido pasados a tribunales militares o se les mantiene retenidos a pesar de que los tribunales civiles les han dado boleta de excarcelación, según la activista de derechos humanos Tamara Sujú. Hay 404 presos políticos en el país, sostiene el Foro Penal.

«Estas lacras no solo detuvieron a los muchachos, sino que además les robaron sus cosas. Hay vídeos de cómo hacen una rebatiña con los teléfonos, luego los montaron en un camión y les tiraron lacrimógenas. Esta actitud solo se vio con los nazis”, denunció el dirigente opositor Henrique Capriles, quien también cuestionó que el jueves en el noche Nicolás Maduro condecoró a Vladimir Lugo, coronel de la Guardia Nacional que el martes agredió a Julio Borges, presidente del Parlamento. «En la Venezuela que vendrá después de este parto doloroso que estamos viviendo, hay que revisar muy bien a la Guardia Nacional y la Policía Nacional», afirmó el gobernador de Miranda.

La fiscal general, Luisa Ortega, cuya separación del Gobierno de Maduro la ha puesto al borde de una destitución ilegal, recibió al menos tres apoyos importantes ayer: la oficina del alto comisionado para derechos humanos de la ONU y el Mercosur expresaron su «preocupación» por los ataques en su contra y la oposición, a la que hasta hace poco Ortega castigaba con sus decisiones, organiza para hoy una movilización en su apoyo. El Tribunal Supremo decidirá el martes de manera expresa sobre un antejuicio de mérito introducido por un diputado chavista hace menos de dos semanas. Ortega solicitó a la Corte Interamericana de Derechos Humanos una medida de protección para los trabajadores de su oficina.