Trump se aleja del asesor confeso del Rusiagate y lo tacha de «mentiroso»

Adriana Rey NUEVA YORK / CORRESPONSAL

INTERNACIONAL

CARLOS BARRIA | Reuters

En marzo del 2016, el presidente calificó a Papadopoulos de «un tipo fantástico»

01 nov 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

George Papadopoulos ha pasado de ser un desconocido y oscuro asesor de la campaña electoral de Donald Trump a estar en el ojo de la tormenta. Se ha convertido en el nudo de la investigación del fiscal especial Robert Mueller para determinar si hubo injerencia de Rusia en la elección presidencial en Estados Unidos.

A Donald Trump se le ve taciturno y malhumorado por los pasillos decorados para el Halloween.

La declaración de culpabilidad y la colaboración con el FBI de Papadopoulos son mucho más siniestras y peligrosas para la nueva Administración que los arrestos y cargos que enfrentan el exjefe de campaña Paul Manafort y su socio Rick Gates ¿Por qué? Porque en el acuerdo entre el exasesor de política exterior y el FBI, Papadopoulos reconoce que se comunicó con Rusia para tratar de organizar reuniones entre el entorno del entonces candidato republicano y funcionarios del Gobierno de Vladimir Putin, e incluso entre el magnate y el presidente ruso. Su confesión constituye la evidencia más contundente hasta el momento de vínculos entre la campaña electoral de Trump y el Kremlin.

Las noticias sobre Papadopoulos fueron inesperadas para el ala oeste de la Casa Blanca que consciente del huracán, continuó ayer minimizando e incluso menospreciando al exasesor.

«Pocas personas conocían al joven voluntario de bajo nivel llamado George, que ya ha demostrado ser un mentiroso», cargó Trump en Twitter. Con estas palabras, el presidente mintió una vez más ya que fue él mismo quien en marzo del 2016 habló de Papadopoulos como «un tipo excelente» en su tarea de asesor de política exterior y como «consultor de energía y petróleo», durante una entrevista en The Washington Post. Es más, al propio Papadopoulos se le puede ver compartiendo mesa con Trump durante una de las reuniones sobre Seguridad Nacional en el 2016 que ayer, la Casa Blanca también minimizó. «Hasta donde yo sé, el presidente solo tuvo un encuentro con Papadopoulos y había más gente», dijo la portavoz, Sarah Sanders.

El caso que ocupa al exasesor es solo «una pequeña parte» de la investigación que dirige Mueller, a quien muchos miran con lupa en Capitol Hill. Allí, varios republicanos que se resisten a dar el portazo definitivo al mandatario estadounidense, esperan en silencio los próximos pasos de Mueller. Mientras, los demócratas iniciaron el primer intento coordinado de impeachment contra el presidente «antes de Acción de Gracias».

Turno de Silicon Valley

El Congreso acogió ayer las primeras audiencias de los gigantes tecnológicos. Los consejeros legales de Facebook, Colin Stretch; Twitter, Sean Edgett, y Google, Richard Salgado, comparecieron ante el Comité Judicial del Senado para dar cuenta de los supuestos intentos de Rusia de propagar informaciones falsas en los meses previos y posteriores a los comicios de EE.UU., con el fin de beneficiar a Trump en su carrera por la Casa Blanca.

Los gigantes de Internet reconocen que la influencia rusa es mayor de la que se creía En Facebook, la propaganda difundida por agentes rusos llegó hasta los 126 millones de estadounidenses. En el caso de Twitter, 2.752 cuentas fueron relacionadas con los mismos actores mientras que Google aseguró haber encontrado 4.700 dólares de gastos en publicidad relacionados con Rusia durante el ciclo electoral estadounidense.

Todos ellos son números mayores de los que inicialmente se consideraron en Silicon Valley. «Cuando se trata de las elecciones del año 2016: quiero ser muy claro. La injerencia extranjera que hemos visto es indignante», aseveró Stretch.

Rusia por su parte, insiste en que las acusaciones contra el Kremlin son «fantasías». «La imaginación no tiene fronteras», aseguró el ministro de Exteriores, Serguéi Lavrov.