Final feliz en Tailandia tras el rescate de los 12 niños y su entrenador atrapados en la cueva

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Los «Jabalíes Salvajes» permanecerán los próximos días ingresados en un hospital para observar que 15 días que ha durado esta pesadilla no les pasan factura

10 jul 2018 . Actualizado a las 15:28 h.

El júbilo, los aplausos y la alegría ya se escuchan en Tham Luang. Los buzos han puesto hoy punto y final a 18 días de angustia y preocupación que se han contagiado por toda Tailandia. Un punto que se ha escrito con final feliz. Los doce Jabalíes Salvajes y su entrenador conseguían salir este martes de la cueva que durante las últimas dos semanas se ha convertido en su peor pesadilla.

La salida de los últimos cinco miembros del equipo de fútbol, que ha eclipsado la actualidad de todo el mundo estas últimas semanas, cierra tres días de duras tareas de rescate que se saldaron con la muerte de uno de los buzos que participaban en el operativo después de quedarse sin oxígeno en su bombona.

Ahora toca recuperarse, coger fuerzas y poner tiempo de por medio para olvidar la que seguramente haya sido la peor experiencia de estos pequeños héroes. El operativo arrancaba este domingo con los cuatro primeros rescatados. Después de llenar las bombonas y poner todo el equipo en condiciones óptimas, las tareas se reanudaban el lunes consiguiendo sacar a otros cuatro de los 13 miembros del equipo. El martes, los buzos conseguían sacar a los cinco restantes en una jornada que se alargó durante más de cinco horas. «Misión cumplida», aseguraba con una sonrisa en la boca Suthee Sommart, uno de los miembros del equipo de rescate, que además añadía: «Nunca perdí la esperanza. Siempre supe que estarían vivos».

A pesar del final feliz, ninguno de los participantes en el rescate de Tailandia olvidan que lo ocurrido estos días es casi un milagro. Muchos expertos aseguraban hace unos días que era todo un logro conseguir que el equipo lograse salir a salvo de la caverna en la que se encontraba, situada a cuatro kilómetros de la entrada de la cueva. Algunos incluso se atrevieron a calificarlo de imposible.

Pero los buzos no cejaron en su empeño. No dieron por imposible una misión cuanto menos suicida. Y lo consiguieron. Dos de ellos acompañaban durante horas a cada chico durante el camino hasta la salida, por grutas completamente inundadas y algunas en las que a duras penas cabían sus pequeños cuerpos. A la dificultad de la zona se sumaba la nula experiencia en buceo que tenían los niños, de entre 11 y 16 años. Algunos de ellos ni sabían nadar. Los días previos a la ardua tarea de rescate, los buzos más experimentados se armaron de paciencia y enseñaron, en unas pocas horas, lo que muchos tardan semanas en aprender. Con las nociones básicas de buceo y ayudados por una cuerda de arrastre, el milagro se convirtió en realidad.

Una pesadilla que comenzó el 23 de junio

El grupo de los Jabalíes Salvajes inició este mal sueño el pasado 23 de junio. Los pequeños habían aprovechado el día para disfrutar de una excursión a la cueva tras un duro entrenamiento de fútbol. Las fuertes lluvias del monzón les pillaron desprevenidos. Una inundación repentina les dejó completamente aislados en una gruta en la que tuvieron que aprender a sobrevivir sin comida y sin apenas agua. Nueve días después, el 2 de julio, eran localizados por unos equipos de rescate que ya habían empezado a perder toda esperanza de hallarlos con vida.

Las autoridades han guardado con recelo cualquier detalle sobre el estado de salud de los pequeños. Se sabe que no tienen problemas de consideración, pero tendrán que permanecer en el hospital los próximos días para recuperarse de tantos días de aislamiento. Permanecerán hospitalizados durante los próximos días, con gafas de sol (hasta que sus ojos se acostumbren a la luz) y bajo seguimiento psicológico.

Según se ha sabido en las últimas horas, dos de los rescatados están siendo tratados con antibióticos porque presentan síntomas de neumonía a causa de la humedad de la gruta. Pero es el mayor de los problemas de salud que presentan por el momento. Los demás no tienen fiebre, presentan una aparente buena salud mental y aparentemente no tienen ninguna infección de importancia.