Theresa May, en el filo de la navaja

Miguel-Anxo Murado
Miguel-Anxo Murado EL MUNDO ENTRE LÍNEAS

INTERNACIONAL

DANIEL LEAL-OLIVAS | Afp

13 nov 2018 . Actualizado a las 20:30 h.

Los ministros del gobierno británico tuvieron este martes unas horas para consultar el documento del acuerdo sobre el brexit con la Unión Europea. Toda una hazaña de compresión lectora, porque el texto se extiende a lo largo de más de cuatrocientas páginas. Con eso este miércoles tendrán que decidir en un consejo de ministros de urgencia si le dan su apoyo o no. Es el primer escollo importante de este acuerdo que la UE este martes calificaba de «estable pero no formal», lo que en la jerga quiere decir que se trata de un balón de oxígeno para ayudar a May, un globo sonda al que se negará validez si cae en esta primera prueba, la de los ministros.

Podría pasar. La clave está en lo que se conoce como «el tope irlandés». Para evitar una frontera entre las dos Irlandas, la UE y Theresa May proponen que Gran Bretaña permanezca en la unión aduanera durante un tiempo. Pero esto supone salir solo a medias de la UE, y los partidarios del brexit temen que este arreglo temporal se cronifique. Este martes no se conocía la solución que propone el acuerdo a este dilema, pero de ello depende que May obtenga el apoyo de sus ministros más euroescépticos (Liam Fox, Andrea Leadsom, Dominic Raab, Penny Mordaunt, Michael Gove). Por otra parte, May tiene que ganarse también el sostén de los ministros que, como ella, no son en realidad partidarios del brexit y quieren aprovechar el problema del «tope irlandés» para mantener vínculos con la UE. En esta línea estarían Jeremy Hunt y Sajid Javid, por ejemplo. De cómo maneje May esta difícil reunión del miércoles depende que logre las firmas de todos o, por el contrario, que su gobierno se haga pedazos a base de dimisiones e incluso se amenace su liderazgo en el partido, que ahora mismo pende de un hilo.

Pero incluso si el acuerdo pasa esta prueba, tendrán luego que ratificarlo una cumbre del Consejo Europeo este mes y, el próximo, el parlamento británico. Ese será el escollo definitivo, la hora de la verdad. Si el control de May sobre su ejecutivo es precario, más aún lo es sobre su mayoría parlamentaria. El partido unionista irlandés DUP, soporte indispensable del gobierno, ya ha dicho que votará en contra si la solución al «tope irlandés» implica algún tipo de frontera entre Gran Bretaña e Irlanda. Decenas de diputados conservadores también amenazan con votar en contra porque incumple el compromiso de abandonar por completo la UE. Y en cuanto a la oposición laborista, aunque también se encuentra dividida entre partidarios del brexit y contrarios, para ellos es más fácil unirse en un voto de rechazo a cualquier texto, porque de este modo pueden provocar la caída del gobierno y unas elecciones anticipadas que creen que podrían ganar.