AKK, la líder de los conservadores alemanes, echa un órdago a aquellos que optan por que el partido vire aún más a la derecha.
23 nov 2019 . Actualizado a las 09:03 h.«Saludo de la canciller». Así se titulaba el punto número 7 del orden del día para el congreso anual de los conservadores alemanes, que arrancó ayer empañado por la pérdida de votantes que sufre el partido y, sobre todo, por el debate en torno al rumbo que adoptará tras la marcha de Angela Merkel. Desde que hace un año cediera la presidencia de la CDU a su delfina, Annegret Kramp-Karrenbauer, más conocida como AKK, la canciller ha desaparecido prácticamente de la política nacional y ha preferido concentrar todos esfuerzos en la agenda europea.
«El próximo año Alemania ocupará durante la presidencia de turno de la UE. Es importante que podamos seguir con nuestro trabajo para continuar trabajando por una Europa fuerte», apelaba ayer Merkel desde la ciudad de Leipzig, situada en el este del país y donde estudió Física. No solo el lugar era simbólico para ella, sino también la fecha, pues coincidía con el 14 aniversario de su primera investidura como canciller. Una función que desempeña desde el 2005 y que tiene previsto abandonar cuando concluya la legislatura en el 2021.
La que fuera la primera mujer y primera persona nacida en territorio de la extinta RDA en alcanzar la cancillería dejará un gran vacío que a día de hoy nadie ha sido capaz de llenar. Es más, durante el año que lleva alejada de la CDU, sus correligionarios han quedado sumidos en una lucha de poder que ha dividido a la formación entre los que apuestan por seguir la línea centrista-conservadora de Merkel, de la mano de AKK, y aquellos que optan por virar aún más a la derecha.
Ofensiva
Harta de ser cuestionada casi a diario, la líder de la CDU decidió ayer pasar a la ofensiva y echar un órdago a sus críticos dentro del partido, a los que instó a desmarcarse de inmediato de su proyecto o callarse. «Si la formación no está de acuerdo con mi línea, corresponde a este congreso decidirlo. Hablemos de ello, debatamos. Pero pongamos fin a esto, aquí y ahora», dijo AKK, quien a continuación cosechó nada menos que siete minutos de aplausos por parte de los delegados conservadores.
No cabe duda de que la maniobra del voto de confianza le salió bien a la insípida e inoportuna ministra de Defensa que pretendía desafiar en especial al derechista Friedrich Merz, contra el que ganó la jefatura de la CDU hace un año por la mínima. Al menos por el momento, ya que el combativo millonario, que insiste en que la elección del próximo candidato a la cancillería se someta a consulta entre las bases, alabó la «valentía» de AKK, pero dejó claro que seguirá intentando desbancarla en próximas ocasiones.
Probablemente la cuestión sobre quién de la CDU optará a la cancillería en las elecciones del 2021, que hasta ahora se decidía siempre por consenso entre la cúpula del partido y la de su formación hermana, la CSU bávara, no se resolverá hasta el próximo año. Entretanto, a los conservadores alemanes más les valdría guardar los puñales y frenar la sangría de votos que sufren a manos de los ultraderechistas de AfD y los Verdes, que les han hecho pasar del 41,5 % en el 2013 al 29 % actual.