«Trump prometió muchas cosas, pero no ha hecho nada»

INTERNACIONAL

Los asistentes a un mitin de Biden en el deprimido cinturón industrial de Pensilvania muestran su hastío del republicano
26 oct 2020 . Actualizado a las 05:00 h.Pensilvania a finales de octubre es un lugar frío. Los árboles se desvisten, poco a poco, dejando las calles regadas de hojas amarillas, marrones y rojas, convirtiendo una estampa rural en un crisol multicolor. El viento sopla con fuerza, reduciendo la sensación térmica y helando los huesos. Cientos de personas, sin embargo, han decidido desafiar las condiciones climáticas y acudir a uno de los actos de campaña del candidato demócrata a la Casa Blanca, Joe Biden.
Eso sí, los seguidores del partido azul cuentan con una ventaja: deben acudir al mitin en sus vehículos -para evitar contagios por el covid-, lo que les permite mantenerse calientes con la calefacción del auto. La Voz acudió este sábado a una de las caravanas en apoyo a Biden, celebrada en las afueras de Wilkes-Barre, una pequeña ciudad, muy disputada, que forma parte del deprimido cinturón industrial de Estados Unidos, donde desaparecieron miles de empleos, tras la deslocalización de compañías.
Donald Trump consiguió darle la vuelta, en el 2016, a años de dominio demócrata en la zona. «Prometió muchas cosas, pero no ha hecho nada. Solo se han construido unas pocas millas del muro en la frontera. México no pagó. Hillary Clinton no está en la cárcel», dice la empresaria Mary Anne Evans desde su coche, mientras los agentes del Servicio Secreto registran cada vehículo que entra en el recinto exterior de la escuela donde va a celebrarse el acto. «Simplemente no le creo. Y algunas veces podría estar diciendo la verdad, pero, en mi mente, siempre está mintiendo», añade.
En otro coche, repleto de pegatinas en apoyo a Biden, se moviliza la familia Cornell. Mary Anne, la abuela, baja del coche, cada poco tiempo, a repartir adhesivos entre los vehículos adyacentes. «Trump es muy divisivo. Queremos que EE.UU. vuelva a ser civilizado y pacífico, como solía ser. Nos asustan las milicias ultraderechistas. El país nunca había estado así, al menos hasta donde yo recuerdo», asegura.
«Hay gente muy enfadada también en las escuelas. Los niños hablan mucho de política, y asusta», añade su nieta Sophie, que está en el instituto. «Trump crea discordia y su forma de expresarse está llena de faltas de respeto. Esa mala educación cultural se está extendiendo entre los estudiantes jóvenes», lamenta también Sarah, la madre de Sophie, que es profesora.
El tema que centra la elección en Pensilvania, uno de los estados claves, donde Biden cuenta con una ventaja de cinco puntos, según los sondeos, es el fracking. Los republicanos acusan a los demócratas de querer prohibir esa técnica para la extracción de gas de esquisto que deja decenas de miles de empleos en la zona. Biden lo niega, a pesar de que los miembros más progresistas de su partido sí defienden la prohibición.
«La gente ha malinterpretado a Biden. No quiere prohibir el fracking de ninguna manera. Solo quiere hacerlo más seguro», dice Jeff Cornell, el abuelo de la familia. La mayoría de demócratas con los que habló este diario defendieron esa explotación.
A unos pocos metros de donde se celebraba el acto de Biden, se han dado cita decenas de seguidores de Trump. Las banderas azules de la marcha proBiden mutan en rojas. Aparecen también gorras con la leyenda Make America Great Again y por unos grandes altavoces suena We will rock you de Queen. «Biden no tiene plan ninguno para el país. Ha tenido 47 años para hacer algo por América, y no lo ha hecho. Las nuevas generaciones quieren que se lo den todo en la mano. Sin trabajarlo. Eso es socialismo. Y tenemos que luchar contra ello», asegura Keith Brotolock, un comerciante presente en la concentración conservadora, mientras quienes llegan a la caravana de Biden discuten, desde sus vehículos, con los seguidores de Trump.