Con solo el respaldo de su clan y su equipo de campaña, Trump no se da por vencido

Esperanza Balaguer NUEVA YORK / E. LA VOZ

INTERNACIONAL

Una trumpista porta un arma de fuego una manifestación frente a un centro de recuento de votos en Detroit (Míchigan)
Una trumpista porta un arma de fuego una manifestación frente a un centro de recuento de votos en Detroit (Míchigan) SHANNON STAPLETON | Reuters

«¿Dónde está el Partido Republicano?, clama su hijo Donald Jr., tras la deserción de sus aliados y un desaparecido Pence

07 nov 2020 . Actualizado a las 20:56 h.

Donald Trump se niega a aceptar la realidad de la lenta derrota que arroja el recuento. El presidente de Estados Unidos pasó este viernes encerrado la Casa Blanca rodeado por su círculo más cercano, mientras sus aliados durante los últimos cuatro años le retiraban su apoyo a cuentagotas. Los líderes del Partido Republicano, su bastión mediático de la cadena Fox y la sonada ausencia del vicepresidente, Mike Pence, mandaron un mensaje claro en contra de las teorías conspirativas sobre un posible fraude electoral que salían de la cuenta de Twitter del presidente.

El presidente estadounidense, Donald Trump, aseguró este sábado que «la elección está lejos de haber finalizado» y criticó que el candidato demócrata, Joe Biden, se haya «apresurado» a reclamar «falsamente» la victoria en las elecciones presidenciales de 2020 en EEUU.

«Todos sabemos por qué Joe Biden se ha apresurado falsamente a proclamarse ganador, y por qué sus aliados están tratando con tanta insistencia de ayudarle: no quieren que se exponga la verdad. El hecho básico es que esta elección está lejos de haber finalizado», indicó Trump en un comunicado emitido por su campaña.

El mandatario, que se encuentra jugando a golf en su club de Sterling (Virginia), agregó que «Joe Biden no ha sido certificado como ganador de ningún estado, y aún menos en los estados en reñida disputa que se encaminan a recuentos obligatorios, o en los que nuestra campaña ha presentado demandas legales sobre la validez y legalidad que podría determinar el vencedor final», informa Efe.

«A partir del lunes, nuestra campaña empezará a defender nuestro caso en los tribunales para asegurar que las leyes electorales son completamente cumplidas y el ganador apropiado es proclamado», subrayó.

Con la previsible derrota en el horizonte, tocó elegir bando y se pusieron del lado de la legitimidad del minucioso escrutinio de papeletas en los cuatro estados en disputa. La espantada se precipitó el jueves por la noche cuando un Trump acorralado por el escrutinio acusó que su rival, Joe Biden, de robar las elecciones con «votos ilegales», en una comparecencia por televisión cortada por varios medios.

La avalancha obligó al presidente a cambiar el tono a primera hora de la tarde del viernes. «Esta es la lucha por la total transparencia y la integridad del proceso, algo más grande que yo», defendió en un comunicado distribuido por su campaña, aunque sin renunciar a su intención de disputar el resultado ante los tribunales. 

La lista se alarga

Pero su soledad a esas horas ya era irrecuperable. La lista de desertores comenzó con el líder de la mayoría republicana en el Senado, Mitch McConnell, el senador Marcos Rubio, y siguió el excandidato presidencial republicano en el 2012, Mitt Romney, el exgobernador de Nueva Jersey y antiguo asesor de Trump, Chris Christie; el líder de la minoría conservadora en la Cámara de Representantes, Kevin McCarthy, el gobernador de Maryland, Larry Hogan, y su propio secretario de Defensa, Mark Ester, quien preparó una carta de renuncia, que todavía no ha presentado.

Frente a todos ellos, se situaron en primer línea de defensa los hijos del mandatario Donald Jr. y Eric, con sus dardos apuntando contra el partido. «¿Dónde está el Partido Republicano? Nuestros votantes nunca lo van a olvidar», dijo Donald Jr. «Prefieren ceder a la mafia de la prensa», atacó Eric. Las diferencias que siempre han separado a Trump de los republicanos saltaron por los aires en defensa del recuento. Solo mostraron su respaldo el senador Lindsey Graham, aliado cercano y presidente de la Comisión Judicial del Senado, Kevin McCarthy, líder republicano de la Cámara de Representantes, y el exalcalde de Nueva York y abogado personal del presidente, Rudy Giuliani, quien protagonizó una esperpéntica rueda de prensa en Filadelfia para denunciar el presunto fraude en el estado clave de Pensilvania.

Las noticias que salían desde la Casa Blanca dibujaban a una escena propia del fin de un líder acabado que se niega a aceptar la realidad. Trump, rodeado de la asesores más cercanos que aún resisten, con su hija Ivanka y su yerno Jared Kushner a la cabeza, discutiendo por decidir quién iba a ser el elegido para decirle que todo está perdido y que es hora de capitular.