El hijo de Bin Laden, pintor en Normandía

Asunción Serena PARÍS

INTERNACIONAL

Nasser Nasser | Efe

Vive en un pueblo donde es muy apreciado y ha vendido todos sus cuadros

18 oct 2021 . Actualizado a las 15:44 h.

Desde hace cinco años, en una casa de piedra en las cercanías de Le Teilleul, un pueblecito de Normandía, vive un artista cuyo nombre no deja indiferente a nadie: Omar Bin Laden. Es el cuarto hijo de Osama Bin Laden, el fundador de la organización terrorista Al Qaida, considerado como el cerebro de los atentados del 11 de septiembre del 2001 contra las Torres Gemelas y el Pentágono.

Omar Bin Laden se ha instalado en estas tierras con su mujer, Zaina Mohamed Al-Sabah, una británica 25 años mayor que él. Aquí vive lejos de la violencia que engendró su padre y desarrollando su gran pasión, la pintura. En el pueblo todo el mundo le conoce y le aprecia. «Cuando necesito algo de él, enseguida le pregunto si puede echarme una mano», comenta uno de sus vecinos en BFMTV.

También ha establecido lazos de amistad con otros habitantes de la región, como Harry, quien no duda en defender a Omar: «Es lo opuesto a su padre», dice, un hombre sereno y tranquilo que «lo único que busca es integrarse en una comunidad, recomenzar una nueva vida entre nosotros».

Parte de esa vida está ahora volcada en desarrollar su pasión por la pintura. Omar Bin Laden asegura que es también una forma de terapia para olvidar una infancia violenta, los momentos duros vividos junto a su padre. «Mucha gente piensa que los árabes, especialmente los Bin Laden y especialmente los hijos de Osama, son todos terroristas, y no es verdad», se lamentaba Omar en una entrevista concedida a Associated Press en el 2008.

Quizá por ello, años más tarde decidió escribir un libro junto a su madre, Najwa, la primera esposa de Osama Bin Laden. En el describían la transformación del jefe de Al Qaida, que pasó de ser un joven tranquilo a un marido autoritario y un padre severo que acabó liderando una red terrorista internacional.

Con la transformación de su padre, Omar pasó de vivir rodeado de todo tipo de lujos en Arabia Saudí a crecer junto a sus hermanos en las montañas afganas, manejando un kalashnikov. Él y su madre pudieron escapar de aquellas tierras unos meses antes de los terribles ataques del 11 de septiembre del 2001. Omar tenía 18 años.

El pasado mes de marzo, Omar recibió una oferta de Pascal Martin, un brocante (vendedor de artículos antiguos y restaurados) del que era cliente. Le ofreció su local para presentar y vender los cuadros que había realizado durante el primer año de confinamiento debido a la crisis sanitaria.

Entre muebles y objetos de todo tipo aparecían diecisiete cuadros, de pequeño formato y firmados OBL. «La inspiración naíf de su pintura muestra una cierta nostalgia de la infancia -asegura Martin-, es alguien que ha estado en contacto con la muerte desde que era pequeño y ahora debe reconstruirse y encontrar un fin a su vida. ¿Cuál puede ser el futuro de alguien que es hijo de un terrorista que ha actuado por todo el mundo?»

Los rayos del sol sobre montañas desérticas, las vías de tren que se pierden entre un campo de cactus o una hilera de camellos que caminan bajo la luna son temas recurrentes del artista. 

Hasta 1.500 euros

En el vídeo de presentación que el brocante ha colgado en su página de Facebook, Omar Bin Laden agradece a su amigo que exponga su obra, asegura que está contento de vivir en Francia y espera que sus cuadros gusten a la gente. Todas las obras, que costaban entre 700 y 1.000 euros, fueron vendidas en una semana. Tras unos meses decidieron repetir la experiencia. Esta vez el formato de los cuadros es algo más grande y los precios han llegado hasta 1.450 euros.

Pascal Martin está convencido de que los cuadros de Omar Bin Laden «han sido comprados para ser revendidos a precios más elevados a las galerías parisinas. Solo la firma basta para que suba su cotización».