Desde la toma de Crimea, Moscú fue desplegando un escudo financiero para amortiguar sanciones
01 mar 2022 . Actualizado a las 21:43 h.La Unión Europea (UE) ha respondido al desafío de Rusia cercenado su acceso a dispositivos de alta tecnología —desde semiconductores a drones, software, electrónica avanzada o tecnología de refinamiento de petróleo—. También le ha cerrado el mercado aeronáutico, dificultando la modernización y adaptación de su flota a los estándares internaciones, y se ha dado la orden de cortar todas las vías de financiación del Estado ruso, a través de sus empresas. ¿Contaba Moscú con esta nueva ola de sanciones?
La hemeroteca sugiere que sí. El Gobierno ruso comenzó a preparar la completa invasión de Ucrania desde que tomó Crimea en el 2014. Desde entonces, ha ido desplegando de forma premeditada un escudo financiero para protegerse del golpe económico que le ha asestado Occidente esta semana.
Arrinconar el dólar
El primer paso que dio fue reducir de forma progresiva el volumen de su deuda en manos extranjeras, especialmente la denominada en dólares. Cuanta menos exposición al exterior, más control monetario y menos daños en caso de desatar una guerra.
La economía rusa ha dependido siempre del dólar para comerciar. En el mercado de gas o petróleo, es la divisa dominante. Pero desde el 2014, Moscú ha redoblado los esfuerzos para reducir su uso, sustituyéndolo por el euro en las operaciones de venta. También ha ido cambiando su deuda viva de dólares a rublos, oro y euros, como señalan los expertos del instituto de análisis Bruegel.
Otra señal de que el presidente ruso, Vladimir Putin, lleva años pergeñando un plan es que ha alimentado contra reloj un fondo soberano con parte de los ingresos que percibe de la venta de petróleo, para amortiguar los efectos de un shock de precios en la economía, como el que ocurrió tras la invasión de Crimea. Ese fondo forma parte de la reserva de divisas extranjeras del país, que asciende a más de 530.000 millones de euros.
Sistema bancario alternativo
Putin no da puntada sin hilo. Por eso en sus planes de invasión incluyó otro punto crucial: buscar alternativas al sistema Swift (interconecta a más de 11.000 entidades financieras de todo el mundo), por si Occidente le corta las conexiones bancarias al país, algo que según el ministro de Exteriores de Ucrania, Dimitro Kuleba, podría ocurrir en breve. La UE habría iniciado los preparativos técnicos para apretar ese botón nuclear, después de que Italia, Chipre y Hungría levantaran sus reservas en las últimas horas. Si se avanza a esa tercera fase de sanciones, la UE podría llevarse por delante el 5 % de la riqueza que produce Rusia en un año, según calculó en el 2014 su propio Gobierno. «Una sanción similar sobre Irán resultó en una pérdida de hasta un tercio de su comercio exterior», señalan desde Bruegel.
Moscú ya había previsto ese escenario, por supuesto. El año en el que se anexionó Crimea puso en marcha su propio sistema de pagos bancarios: el SPFS. No solo eso. Ha negociado con Pekín para integrarlo en la plataforma gemela china: CBIBPS.
Cuenta atrás
Si Rusia aguantará o no la asfixia financiera, aún se desconoce. Hay quien cree que la ofensiva tiene los días contados: «La guerra les cuesta unos 17.700 millones de euros al día. Solo hay misiles para 3 o 4 días como mucho», señaló este sábado el eurodiputado y ex jefe de Defensa estonio, Riho Terras. Una cifra, que algunos analistas ponen en duda.
Otro jarro de agua fría para las expectativas de Rusia de mantener el músculo financiero que exige una guerra vino de la mano de la agencia de calificación Standard & Poor´s, que hizo descender el bono ruso a la categoría de «bono basura». Los inversores utilizan estas indicaciones para tomar decisiones sobre el destino de su dinero.
La compañía ha revisado su calificación en vista de los acontecimientos que han desencadenado las sanciones al país del este: «La intervención militar de Rusia en Ucrania ha motivado fuertes sanciones internacionales, incluidas en grandes áreas del sistema bancario ruso. Estas pueden tener un efecto directo significativo y repercusiones en la actividad económica y comercial, en la confianza de los consumidores y en la estabilidad financiera. Anticipamos que las tensiones geopolíticas tendrán impacto en la confianza del sector privado, dañando el crecimiento económico», explicaron en un comunicado.