Abi Bielinska, polaca residente en A Coruña: «La mujer de mi padre se fue a Alemania porque en Polonia tienen miedo»

Caterina Devesa REDACCIÓN / LA VOZ

INTERNACIONAL

Abi Bielinska, polaca residente en A Coruña
Abi Bielinska, polaca residente en A Coruña

La tensión aumenta en el país fronterizo a consecuencia de la invasión rusa a Ucrania: « Mi padre trabaja cerca de la frontera con Kaleningrado y la gente está asustada al ver pasar los camiones rusos a mucha velocidad»

16 mar 2022 . Actualizado a las 12:16 h.

Lleva toda la vida en España, a donde se trasladó con su madre desde Polonia cuando era pequeña. «En Galicia llevó cinco años, primero viví en A Coruña y hace un tiempo me trasladé con mi pareja y mi hija, de cuatro años, una casa en Cerceda», explica Abi Bielinska, de 24 años. Precisamente, junto a su niña acudió a las concentraciones organizadas por la comunidad de ucranianos en la plaza de María Pita de A Coruña. «Es bonito ver como tanto polacos como ucranianos y también rusos residentes en Galicia nos hemos unido para mostrar el rechazo a la guerra». Porque aunque de momento el conflicto no está en su país natal, la preocupación se han instalado en su vida desde el primer día de la invasión de Rusia a Ucrania. «Mi padre con su mujer está en Polonia, y también mis abuelos. Entonces vivo la situación con mucha angustia». 

La primera reacción de Abi tras conocerse el estallido de la guerra fue intentar traer a su familia a Galicia: «Ahora mismo es difícil. Yo les he planteado que vengan y mi padre tiene días que me dice que sí, que no me preocupe, que intentarán venir, y otros que dice que no, que él se va a quedar y que si pasa algo luchará. Mi abuela también está en Polonia y desde el lunes estoy más angustiada porque el ejército ruso bombardeo cerca de la frontera». Sobre su progenitor, explica que está delicado de salud: «El año pasado sufrió un ictus», señala Abi. De momento, aunque su padre no tiene claro que hará si el conflicto se extiende a su territorio, por precaución su mujer ya ha abandonado el país: «Se ha ido a Alemania, en donde tienen amigos, y hasta mi padre le ha buscado ya trabajo allí por si tienen que quedarse. Él no ha ido porque sigue trabajando. En Polonia todavía no está pasando nada, pero la gente tiene miedo. Están en alerta».

Son muchos los polacos que se han unido voluntariamente al ejército ucraniano. «La gente quiere ir a combatir. En Polonia el servicio militar fue obligatorio hasta el 2009, entonces los hombres tienen conocimientos armamentísticos», explica. Y los que no luchan con armas, ayudan a los refugiados en la frontera. «No paran de llegar refugiados, hay más de un millón ya, casi dos. Entonces, muchos están colaborando como voluntarios». Para Abi la actitud del presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, ha sido la clave en el conflicto. «Viendo su liderazgo dan ganas de unirse a él. Yo misma me lo he planteado, pero tengo una niña y por ella me quedo».  Por eso, entiende las dudas de su padre, de 49 años, sobre abandonar el país o quedarse. «Él trabaja entre Gdynia y Kaliningrado, en la frontera a solo 100 kilómetros del territorio ruso», apunta Abi, que añade: «De momento los camiones rusos siguen entrando en Polonia. La gente está asustada y extrañada porque mi padre dicen que pasan a mucha velocidad, sin hacer caso a las señalizaciones ni los radares. A lo loco».

Concentración contra la guerra de Ucrania en María Pita
Concentración contra la guerra de Ucrania en María Pita ANGEL MANSO

Abi considera que si Putin «se atreve» a atacar Polonia, la respuesta de la población sería incontestable. «Si hace eso no habría, en general, poca esperanza para la supervivencia en Europa. En Polonia se iba a encontrar con polacos y muchos ucranianos dispuestos a combatir contra él. Ya antes de la invasión rusa a Ucrania muchos ucranianos se desplazaron a territorio polaco huyendo del conflicto de Crimea y del Dombás». La creciente tensión en su país natal mantiene a Abi en un vilo, consciente del peligro para todo el mundo: «Es que sería de locos que entrasen en Polonia. Además, tendrían luego acceso a los Países bálticos».