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ESte lunes es 25 de julio, el Día Nacional de Galicia. Desde Ucrania mando mis felicidades a todos los gallegos y a mis queridos colegas de La Voz de Galicia que apoyan a mi país y a mí personalmente en el momento más trágico para nosotros.
Han pasado cinco meses de la guerra. Es poco tiempo desde la perspectiva de la historia universal, es mucho tiempo para un país como Ucrania y es una eternidad para un individuo como yo. Sin embargo, en cualquiera de estos tres casos es bastante tiempo para hacer un resumen sobre los cambios que hemos sufrido como resultado de nuestra existencia triste bajo la guerra. No me siento bastante informado para hablar en nombre de la humanidad o de Ucrania. Me limitaré a mi experiencia, como exige el género del testimonio.
Creo que la guerra me ha transformado mucho, pero no puedo verme desde fuera, por esto comentaré dos cambios de mi conducta y de mi actitud en la vida que yo identifico como algo nuevo o, mejor dicho, relativamente nuevo porque no me veo como un hombre completamente nuevo nacido a causa del desastre. Tengo los mismos rasgos que yo había conocido en mí antes, pero se han cristalizado ahora en una postura nada original que, sin embargo, determina la fórmula de mi vida durante la guerra.
El primer cambio visible en mi caso es el sentirme «ligero de equipaje». Siempre me encantó esta frase enigmática de Antonio Machado, pero solamente la guerra me ha revelado sus significados: todas las cosas materiales que nos importan tanto en la vida «normal» en la época de la paz (casa, dinero, éxito, reconocimiento público, carreras y posiciones sociales) no tienen ningún sentido. Al mismo tiempo, los fenómenos efímeros —amor, respeto, dignidad y solidaridad— han adquirido el mayor valor. Mi casa todavía no está destruida, pero allí habita otra gente que había perdido la suya. No me preocupa qué piensan de mí mis colegas, ni si soy rico o pobre. Gano lo bastante para alquilar un nuevo piso en una nueva ciudad que me sirve de refugio para poder trabajar. Y es suficiente.
El otro cambio es fruto de sentirme «ligero de equipaje»: estar desnudo significa estar abierto a la creatividad ilimitada. La guerra ha cancelado todas las fórmulas de la vida que habíamos usado en la época de la paz. Ahora no funcionan y no funcionarán después de la victoria. Por esto sería práctico olvidarlas, borrarlas de las memorias operativas de nuestras conciencias y del inconsciente para descubrir fórmulas desconocidas. De otra manera no se vivirá en el futuro abierto de la Ucrania destrozada por el genocidio ruso. La pobreza del espíritu es una bienaventuranza en el sentido tanto evangélico como humano: para construir una nueva Ucrania tendremos que encontrar nuevas soluciones inesperadas, y esto es imposible sin la creatividad pura.
Perdónenme por el texto demasiado patético. Me ha salido no mi testimonio, sino mi manifiesto.
Anteriores entregas
25 de julio El festival de cine en los sótanos
24 de julio Los efectos de la guerra en el medio ambiente
22 de julio Salvando al soldado gato
21 de julio La boa y el elefante
19 de julio ¿Será Ucrania una nueva Atlántida?
17 de julio Historia de Ucrania en cuatro mapas
16 de julio El terror aéreo
14 de julio Masyanya. Episodio 162
13 de julio Natalena Koroleva, la escritora ucraniana española
12 de julio «Ukraïner» en español
10 de julio David y Goliat
7 de julio ¿Por qué Mariúpol ha sufrido tanto?
6 de julio Conversación bajo la tormenta bíblica
5 de julio Iya kiva
4 de julio Saludos desde el sur de Ucrania
3 de julio Esqueletos en el armario
2 de julio ¿Adónde hemos llegado?
1 de julio Santa Teresa de Ávila y la cultura ucraniana
30 de junio El desfile de las orquestas bajo el sonido de las alertas aéreas
28 de junio El doctor Jekyll se quita la máscara
27 de junio Triste final de curso universitario en este 2022
26 de junio Ucrania renovará Europa
23 de junio La noche antes del examen
22 de junio El regreso a Europa
21 de junio El genocidio no es un pretexto informativo
20 de junio Cuando el helecho florece
18 de junio No es fácil hablar sobre la guerra
17 de junio Los dibujos animados contra la guerra
16 de junio Mirando vídeos de mis estudiantes
15 de junio El vals de la despedida
12 de junio Ucrania en la revista TTAK
10 de junio Los girasoles, el símbolo de Ucrania
9 de junio ¿Es Ucrania nacionalista?
7 de junio Guerra, ¿cómo te llamas?
5 de junio Pushkin ha vuelto
4 de junio Escuchen las voces de Ucrania
3 de junio El verano de nuestra victoria
2 de junio El arte de pasar el sábado en Mykolaiv
31 de mayo ¿Es Rusia fascista?
30 de mayo Sobre los asuntos eclesiásticos
29 de mayo Lesya Ukrainka
27 de mayo La guerra y el tiempo
26 de mayo Releyendo mi diario
25 de mayo Moisés
24 de mayo ¿Adiós Pushkin?
22 de mayo La tragedia de la Mariúpol artística
21 de mayo Iván Frankó, el divulgador de la literatura española en Ucrania
20 de mayo El genocidio en Ucrania
18 de mayo Carta de un soldado: «Me siento feliz en Mykolaiv»
17 de mayo «Stefania», el homenaje a la madres de Kalush Orchestra
16 de mayo Nostalgia
14 de mayo Los desastres de la guerra (versión siglo XXI)
13 de mayo Mi Galicia
12 de mayo Un congreso cultural pospuesto
11 de mayo El desfile de Putin y el esturión podrido
9 de mayo Gregorio Skovorodá
8 de mayo Regalos para la fiesta
7 de mayo La guerra patriótica de Ucrania
4 de mayo Ucrania celebrará el 8 de mayo el Día de la Victoria
3 de mayo Historia del día de la victoria
1 de mayo Anabel
30 abril La resurrección de Ucrania
29 de abril Otra vez sobre el Instituto Cervantes en Moscú
28 de abril Escaparse de la zona ocupada
27 de abril El «Guernica» de Picasso
26 de abril La resistencia al invasor, en los memes de la Pascua ortodoxa
24 de abril El Día del Libro
23 de abril La tragedia del sur de Ucrania
22 de abril El Jueves Limpio
21 de abril Una parábola sobre las burbujas
20 de abril El Martes Grande en Ucrania
19 de abril La Pascua de Resurrección y el Domingo de Palma en Leópolis
18 de abril Las noticias de Mykolaiv
15 de abril Las diosas enfurecidas
13 de abril Hobbit y Gandalf
12 de abril La primavera
11 de abril La batalla por el «borsch»
10 abril Mi facultad en la guerra
9 de abril Folclore de la guerra
8 de abril El escándalo de una traducción
7 de abril ¿Qué es la rusofobia?
6 de abril Sigo recibiendo cartas
5 de abril El genocidio y la cultura rusa
4 de abril El destino de una familia hispano-ucraniana
3 de abril: Esperando la ofensiva rusa sobre el Dombás
2 de abril: Proyección interrumpida de películas
1 de abril: Oda al teléfono celular
31 de marzo: Llorad y rezad por Petro
30 de marzo: Cómo derrotar al enemigo muy rápido y con pocas bajas
29 de marzo: El 28 de marzo
28 de marzo: ¿Podemos repetir?
27 de marzo: Un primer balance de los 30 días de la invasión rusa
26 de marzo: Humor en la guerra
25 de marzo: Educación sentimental
24 de marzo: Una pregunta maldita
23 de marzo: Nuevos bombardeos en la ciudad de san Nicolás
22 de marzo: Las familias rotas que deja el conflicto
21 de marzo: Imbuidos del espíritu quijotesco
20 de marzo: La carta de mi estudiante
18 de marzo: Pensando en mi universidad
17 de marzo: Así intentaron silenciarme con porno ruso
15 de marzo: Golpea a los tuyos para que otros se asusten
14 de marzo: El domingo siempre es domingo
13 de marzo: Día 15. ¿Debe cerrar el Instituto Cervantes de Moscú?
12 de marzo: El papel de los hispanistas de Ucrania en la guerra con Rusia
11 de marzo: Mi encuentro en Leópolis con el periodista de La Voz de Galicia
10 de marzo: Nos hicimos refugiados
8 de marzo: Las últimas horas en la ciudad de san Nicolás
7 de marzo: Protegidos por san Nicolás
6 de marzo: La ciudad de san Nicolás
5 de marzo: Ucrania: dos referencias literarias
4 de marzo: Por qué ha fracasado la guerra relámpago
3 de marzo: Ucrania resiste y vive
2 de marzo: Mis peores temores
1 de marzo: El columpio de esperanzas y temores
28 de febrero: Tanques en Mykolaiv
27 de febrero: Rezad por Kiev
24 de febrero: «¡Feliz cumple, profesor!» (Sé que puede ser el último de mi vida)