¿Por qué Marruecos no quiere la ayuda de Francia?

Asunción Serena PARÍS / E. LA VOZ

INTERNACIONAL

Talat N'Yaaqoub
Talat N'Yaaqoub MOHAMED MESSARA | EFE

El no reconocimiento de la soberanía marroquí sobre el Sáhara, el espionaje de Pegasus a Macron  y su lazos con Argelia han ido deteriorando las relaciones entre Rabat y París

12 sep 2023 . Actualizado a las 08:07 h.

Francia anunció este lunes el desbloqueo de 5 millones de euros de ayuda a Marruecos. No se trata de una ayuda directa, sino que servirá para financiar el trabajo que realizan las organizaciones no gubernamentales desplegadas sobre el terreno para ayudar a las víctimas del seísmo que se produjo la noche del pasado viernes al suroeste de Marrakech. Desde entonces, Marruecos solo ha aceptado la ayuda directa de España, el Reino Unido, Catar y los Emiratos Árabes Unidos, y los franceses se preguntan por qué la suya no.

El sábado, Emmanuel Macron envió un mensaje de apoyo al rey Mohammed VI y dijo que Francia «está dispuesta a movilizar los medios necesarios para responder a cualquier solicitud del reino de Marruecos y aportar una ayuda inmediata en esta fase crítica de urgencia». El domingo, el presidente de Francia volvió a renovar su oferta. Pero ni entonces, ni hasta ahora ha habido una respuesta del monarca.

Francia insiste en que «Marruecos no ha rechazado ninguna ayuda», y como ha repetido la ministra de Exteriores, Catherine Colonna. Pero tampoco dicen por qué no la aceptan. Para Colonna, se trata de «una mala polémica, fuera de lugar», como declaró en BFM TV cuando le preguntaron por qué Rabat acepta la mano tendida de Madrid y Londres, pero no la de París.

Colonna asegura que las relaciones entre los dos países no están rotas, pero lo cierto es que no pasan por su mejor momento. Especialmente desde que Emmanuel Macron se esfuerza por estrechar los lazos con Argelia. Por eso, cuando el pasado 27 de febrero, el presidente de la República francesa afirmó que su relación con Mohammed VI era «amistosa», desde Rabat respondieron que las «relaciones no son ni buenas ni amistosas», según el semanario Jeune Afrique.

 A pesar de la numerosa presencia de marroquíes en Francia, una diáspora de al menos 1,5 millones según el Observatorio de la Inmigración y la Demografía, las relaciones entre ambos países ha ido degradándose en los últimos años, hasta el punto de que Marruecos no tiene embajador en París desde principios de año. El principal punto de desencuentro es el Sáhara Occidental, cuya soberanía reclama Marruecos, mientras Francia, a diferencia de España, se resiste a reconocerla.

Además, París ha reducido a la mitad los visados que concede a los marroquíes para presionar sobre Rabat, al que reprocha frenar la acogida de sus ciudadanos sobre los que pesa una orden de expulsión de Francia.

El affaire del programa de espionaje Pegasus ha echado leña el fuego, ya que el teléfono de Macron figuraba en la lista de teléfonos potencialmente espiados por los servicios de seguridad marroquíes.

 Por su parte, Marruecos acusa al partido Macron de promover en la Eurocámara una resolución no vinculante instándoles a garantizar «la libertad de expresión» y asegurarse de que los periodistas encarcelados en su país tienen «un juicio justo».