La lucha desesperada de los civiles de Gaza: «No tenemos adónde ir»

La Voz REDACCIÓN

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Civiles gazatíes y equipos de rescate intentan buscar supervivientes en un edifico bombardeado en Jan Yunis.
Civiles gazatíes y equipos de rescate intentan buscar supervivientes en un edifico bombardeado en Jan Yunis. IBRAHEEM ABU MUSTAFA | REUTERS

Sin electricidad y con amenazas de bombardeo algunos optan por quedarse. La sensación general es estar en una ratonera donde difícilmente pueden protegerse de los ataques aéreos

09 oct 2023 . Actualizado a las 07:48 h.

En medio de la barbarie cometida por los islamista en sus incursiones en poblaciones israelíes, la vida en Gaza se ha convertido en una lucha desesperada de los civiles por ponerse a salvo. Los palestinos que viven a lo largo de la valla fronteriza con Israel han recibido mensajes del Ejército israelí en sus teléfonos móviles ordenándoles que evacúen sus hogares. Pero muchos no tienen adónde ir. Así lo aseguraba al canal catarí Al Yazira Ahmed Abu Amra, padre de tres hijos. «Nuestra casa está bajo amenaza de bombardeo, al igual que toda la zona fronteriza. Lo peor es que me encontré con mis hijos en la calle sin saber adónde ir. La zona cercana a la frontera es como una zona de guerra. No hay transporte que nos lleve a ningún lado».

Muchos de los que se vieron obligados a abandonar sus hogares se refugian en las escuelas, con la esperanza de que Israel no bombardee esos edificios, asegura Jaled, hermano de Ahmed. La familia de Hasan Ghubayn, de 37 años y padre de nueve hijos, se fue ya el sábado de su casa en la localidad norteña de Beit Lahia, ante la intensidad de los miles de cohetes lanzados por combatientes palestinos, que también cayeron dentro de la Franja, donde viven hacinados 2,3 millones de gazatíes. Ghubayn, que tiene presente las escaladas bélicas y las cuatro guerras previas de Gaza con Israel desde el 2008, decidió salir con sus familiares «antes de la respuesta israelí», y según pudo comprobar Efe, ahora está en un aula de una escuela de la ONU para los refugiados palestinos (UNRWA).

Desde la localidad de Yabalia, Asma dijo que la actual escalada «parece más peligrosa que nunca» ante la voracidad de los combates y los ataques aéreos israelíes. El área norte de Gaza, donde reside Tayeh, es uno de los puntos más castigados por los enfrentamientos.

Más de 20.000 gazatíes —muchos de ellos de la zona septentrional— fueron desplazados a escuelas de la UNRWA, según informa a Efe. Los desplazados han sido repartidos en unos 44 centros escolares, muchos procedentes del área fronteriza con Israel y del sur de Gaza, es probable que el número de evacuados aumente en próximas horas.

Los duros bombardeos israelíes han dejado reducidos a escombros seis edificios residenciales de gran altura. La primera en caer ayer fue la Torre Palestina, de 14 plantas y en el centro de Gaza ciudad, donde Tayeh trabajaba en las oficinas de una empresa que ahora está en ruinas. Su destrucción dejó a 85 familias sin hogar. Según datos de Hamás en Gaza, 1.210 unidades residenciales quedaron parcialmente dañadas y 34 destruidas por los ataques aéreos israelíes.

En el enclave, con una dimensión de solo 365 kilómetros cuadrados, entre los lugares más densamente poblados del mundo y bajo bloqueo israelí desde el 2007, la sensación general es estar en una ratonera donde difícilmente pueden protegerse ante ataques aéreos. También, las autoridades israelíes, cortaron ayer el flujo de electricidad que provee a Gaza, y con el paro de su principal central eléctrica, la Franja se queda con menos de cuatro horas de luz al día mediante sus generadores.

Ante ello, muchos gazatíes pasaron la noche sin electricidad ni internet, también desprovistos de productos de primera necesidad y sin acceso a información exterior excepto transmisiones de radio. «Lo único que teníamos era miedo», cuenta Fátima, palestina de 24 años evacuada. «El verdadero horror comenzó cuando una casa vecina fue atacada y escuchamos gritos y llantos de los residentes bajo los escombros», lamenta, en medio de un escenario incierto donde muchos en Gaza se temen lo peor.