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EE.UU. rechaza que Israel vuelva a ocupar la Franja después del conflicto

Andrés Rey REDACCIÓN / LA VOZ

INTERNACIONAL

La ONU ha denunciado que 15.000 palestinos huyeron el martes del norte al sur de la Franja de Gaza.
La ONU ha denunciado que 15.000 palestinos huyeron el martes del norte al sur de la Franja de Gaza. DPA vía Europa Press | EUROPAPRESS

Los ministros de Asuntos Exteriores del G7 piden una pausa humanitaria

09 nov 2023 . Actualizado a las 18:39 h.

«Israel no debe volver a ocupar Gaza», dijo el secretario de Estado de Estados Unidos, Antony Blinken, después de una reunión entre ministros de Asuntos Exteriores del G7. Sus palabras se hacían eco de las que salieron el martes de la Casa Blanca, pero añadió un pequeño matiz: «La realidad es que puede ser necesario ningún período de transición al final del conflicto... Ahora, lo que he oído de los líderes israelíes es que no tienen intención de regresar a la Franja».

Era una advertencia. Una advertencia para Benjamin Netanyahu, que el lunes por la noche dejó entrever posibles planes de reocupación. «Israel tendrá, durante un período indefinido, la responsabilidad general de la seguridad en Gaza», declaró. «El territorio no puede seguir en manos de Hamás. Eso solo invita a la repetición del 7 de octubre —continuaba Blinken—. También está claro que Israel no puede ocupar Gaza».

Poco después, el ministro de Educación del Estado judío, Yoav Kisch, no descartaba la posibilidad de levantar asentamientos en el enclave. «Nada es sagrado», aseveró. «Ciertamente podemos volver a fundar colonias y redibujar la frontera».

Éxodo

Más de 10.500 muertos (4.324 niños) empujaban a los 15.000 palestinos que el martes decidieron abandonar el norte de la Franja. La cifra triplicaba la registrada el lunes, según la ONU, y se mezclaba con el estruendo de unos ataques más intensos que nunca.

«¡Oh, residentes de Gaza! ¡Hemos visto vuestra gran respuesta al llamamiento de esta mañana [por la de ayer] y hemos decidido ampliar una hora más el corredor seguro por la carretera de Saladino!», publicaba en X Daniel Hagari, portavoz del Ejército.

Casi al mismo tiempo, el Tribunal Supremo israelí avalaba la prohibición de manifestaciones contra la guerra, y el Hospital Al Quds restringía la mayoría de sus servicios con la idea de racionar el uso de combustible. Intentaban desesperadamente mantener los servicios mínimos «unos días más» para los 14.000 desplazados que se refugian en el centro.

«Un total de 130 túneles han sido destruidos desde el comienzo de las operaciones terrestres», prosiguió Hagari. Los «ingenieros guerreros», como los denominó, se encargan de localizar y volar las entradas, y poco a poco la infraestructura «terrorista» se va desbaratando. Una infraestructura que los milicianos han preparado para permanecer largos períodos de tiempo bajo tierra, según parecen indicar las conexiones para suministro de agua y oxígeno descubiertas por los soldados.

Pausa

Blinken se alejaba de la reunión del G7 con la conciencia tranquila. Los siete ministros de Asuntos Exteriores acababan de unirse a la petición de una pausa humanitaria en el conflicto y sus voces llegaban a Netanyahu como un punto más de presión.

Esta vez podría haber funcionado. Estaban en marcha negociaciones —mediadas por Catar y EE.UU.— sobre la posible liberación de entre 10 y 15 rehenes retenidos por Hamás a cambio de un alto el fuego de uno o dos días. Sin embargo, el dirigente israelí volvió a retractarse a última hora.

Las tropas tiran la casa de un niño palestino acusado de matar a un policía en febrero

De la casa de Mohamed Basel, en Jerusalén Este, solo quedan escombros. La demolieron el Ejército y la policía israelíes, en represalia por el «asesinato» de uno de los suyos en febrero. Mohamed tiene 13 años.

Aquel día iba en el autobús, en la parte de atrás, llevaba una navaja en el bolsillo, porque en Jerusalén uno nunca sabe con qué se va a encontrar y registraron el autobús. Cuando el agente Asil Suaad se acercó a Mohamed, el chico sacó el cuchillo y lo apuñaló. Un guardia que vio la escena abrió fuego, hirió a Mohamed y, por error, también alcanzó a Suaad, que murió horas después.

Al cabo de unos días del incidente, la Fiscalía israelí imputó al niño por cargos de asesinato agravado. Según su versión, Mohamed apuñaló a Suaad varias veces en el cuello y los disparos del guardia solo rozaron al agente en el muslo.

La casa cayó a primera hora, después de que el Supremo rechazara suspender la orden.

Mancillan un lugar sagrado

Mientras Mohamed contemplaba impotente los escombros de su hogar, decenas de judíos entraban en la Explanada de las Mezquitas, en la ciudad vieja de Jerusalén. Al amparo de un numeroso dispositivo policial —un modus operandi que ya se ha repetido en más ocasiones—, llevaron a cabo rituales talmúdicos en una clara provocación a los palestinos.

La Explanada de las Mezquitas es un lugar sagrado para los musulmanes. Los judíos tienen prohibido rezar en su interior y solo la pueden visitar en horarios determinados, por una ruta prefijada y acompañados de vigilantes.

Uno de sus laterales descansa sobre el Muro de las Lamentaciones, el último vestigio del templo de Salomón judío, y los musulmanes temen que Israel destruya la mezquita de Al Aqsa para construir un tercer templo en la ciudad. Al Aqsa es el tercer lugar más sagrado del islam.

En Cisjordania, las autoridades palestinas confirmaron ayer que al menos 55 personas fueron arrestadas por el Ejército israelí. El número total de detenidos musulmanes en la región desde el 7 de octubre ya asciende a 2.280, en medio de una creciente espiral de violencia por parte de los colonos que parece no tener fin.