Un agente diferente patrulla en Times Square

Miguel Palacio EL MUNDO A LOS CUATRO VIENTOS ESTADOS UNIDOS

INTERNACIONAL

Michael Appleton | EFE

El robot K5, que trabaja sin descansar, es más barato que cualquier policía

13 nov 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

En septiembre, el alcalde de Nueva York, Eric Adams, presentó ante los medios la última incorporación a la policía de la ciudad. Durante la presentación, el alcalde bromeó para los fotógrafos poniendo la mano derecha en forma de medio corazón en dirección al novato, que no respondió al gesto del político. Cuando Adams finalmente se dirigió a la prensa, a su lado se levantaba, inmóvil, el nuevo: un robot de 1,60 metros de altura, y casi 200 kg de peso, más parecido a un personaje de una película de Pixar que a Robocop.

Con la llegada de K5, decía el alcalde, la policía de la ciudad mejoraría sus habilidades a la hora de «desplegar sus recursos», y se ponía «dos pasos por delante de aquellos que quieren usar la tecnología para hacer daño a los neoyorquinos». Adams anunció que el robot, fabricado por la compañía californiana Knightscope, patrullaría dos meses el metro en período de prueba. Lo haría en compañía de un agente —este de carne y hueso— del departamento de policía.

Desde el anuncio de Adams, las jornadas del K5 comienzan a medianoche. Tienen lugar por los pasillos y vestíbulos de la que, según las cifras de la Autoridad de Transporte Metropolitano de Nueva York, es la estación de metro más concurrida de la mayor ciudad de Estados Unidos: la parada de Times Square en la Séptima Avenida. Las jornadas del K5 terminan cuando la estación comienza a recuperar su ajetreo, a las seis en punto de la mañana.

En ese tiempo, el robot recorre los pasillos de la estación —pasó dos semanas mapeándolos, como hacen los robot aspiradora cuando los suelta uno en el suelo de su casa por primera vez— y registra todo lo que sucede. Para ello, utiliza una cámara de alta definición que le permite grabar en 360º, y una termográfica con la que observa la lectura térmica de su entorno. Su principal objetivo, según lo describía el alcalde, es grabar un vídeo «que se pueda emplear en caso de una emergencia o crimen». Eso sí, no recoge audio y, de momento, no incorpora tecnología de reconocimiento facial.

Para Adams, expolicía, el robot tiene una ventajas presupuestarias claras. Y la ciudad necesita recortar ante una presión migratoria que está poniendo a prueba el sistema de acogida.

El K5, decía en la presentación, cuesta «por debajo del salario mínimo» y, además, «no necesita descansos para ir al baño, ni para comer». No lo dijo, pero, con un coste medio de 9 dólares (algo más de 8,5 euros) por hora, el robot es más barato que un agente de policía. Por ese precio, el ayuntamiento alquila «un robot de seguridad totalmente autónomo», como lo describe su fabricante, la empresa californiana Knightscope.

Además, según decía en marzo el director general de Knightscope, William Santana Li, parte de la utilidad de sus robots derivaría de su presencia. Cuando el robot está «evita que sucedan un montón de tonterías» y, además, disuade a criminales potenciales.

De momento, entre las más de medio centenar de experiencias con robots de Knightscope que han tenido lugar en Estados Unidos hay resultados de todo tipo. En algunas ocasiones, los robots han acabado haciendo el ridículo: uno se cayó a una fuente en Washington D.C.; otro tuvo un encontronazo con un niño pequeño en Silicon Valley, y un tercero, en Los Ángeles, ignoró a Coco Guevara, cuando la mujer pulsaba su botón de asistencia ante una pelea a puñetazos en un parque en el 2019. El robot no estaba conectado con la policía, y, según declaró Guevara a la NBC, aunque apretaba el botón, el K5 lo único que hacía era repetirle «que se quitara del medio».

?