Irán reabre la puerta al reformismo para luchar contra el boicot electoral

Mikel Ayestaran ESTAMBUL / COLPISA

INTERNACIONAL

Una seguidora en un mitin del candidato reformista Masoud Pezeshkian.
Una seguidora en un mitin del candidato reformista Masoud Pezeshkian. STR | EFE

El régimen permite la candidatura del aperturista Masoud Pezeshkian

24 jun 2024 . Actualizado a las 21:42 h.

Irán acude el viernes a las urnas para elegir nuevo presidente tras el fallecimiento de Ebrahim Raisí al estrellarse su helicóptero en la frontera de Azerbaiyán a finales de mayo. El Consejo de Guardianes de la Revolución seleccionó a seis candidatos para luchar por el puesto, pero solo tres de ellos tienen opciones reales de victoria, según reflejan las encuestas publicadas por los medios locales. Los sondeos dibujan un escenario que llevaría al país persa a una segunda vuelta porque ninguno de los candidatos obtendría más del 50 % de los votos. Ante las llamadas al boicot por parte de la población, el régimen ha buscado fomentar la participación al dar luz verde a un aspirante reformista.

A diferencia de lo ocurrido en el 2021, cuando solo se permitió competir a conservadores, esta vez el reformismo estará representado en las urnas por Masoud Pezeshkian, cirujano cardíaco de 69 años y diputado en el Parlamento. Miembro de la minoría azerí del país, cuenta con el apoyo del exministro de Exteriores Javad Zarif en los actos de campaña y aboga por mejorar la relación con Occidente, resucitar el acuerdo nuclear y conceder una mayor apertura interna en temas como el del uso del hiyab.

En sus mítines la gente grita consignas con el nombre de quien fuera líder de la revuelta verde del 2009, Mir Huseín Musavi, en arresto domiciliario desde el 2011. Quienes apoyan el boicot piensan que se trata de una maniobra del régimen para ilusionar a un electorado desencantado desde la brutal represión que se vivió aquellos días y piden que no se vote porque todo seguirá igual.

Pezeshkian tiene en frente a cinco conservadores en el pulso por la presidencia, pero en los días previos a las elecciones algunos de ellos podrían echarse a un lado para no dividir el voto. Los nombres más fuertes son el de Saeed Jalili, de 58 años, y Mohamed Baqer Ghalibaf, de 63, las dos grandes bazas de la corriente conservadora para mantener el rumbo de la etapa de Raisí.

La periodista Fereshteh Sadeghi califica a Jalili, exnegociador nuclear, de «representante de los principales grupos religiosos que se apegan a los valores revolucionarios, se oponen al acercamiento con Estados Unidos y asisten a las oraciones de los viernes o a funerales masivos de mártires. Son partidarios del uso obligatorio del hiyab y para ellos la palabra del líder supremo, Alí Jamenéi, es siempre la última». 

El favorito de Jamenéi

El tercero de los candidatos con opción de victoria es Ghalibaf, presidente del Parlamento, alcalde de Teherán entre los años 2005 y 2017 y excomandante de la todopoderosa Guardia Revolucionaria. Muchos le consideran el favorito del líder supremo y valoran la gestión que hizo al frente de la capital.

Los candidatos han participado en debates televisivos en los que el tema central de discusión ha sido la crisis económica que sufre un país sometido a un duro régimen de sanciones por parte de EE.UU. Joe Biden prometió durante su campaña volver al diálogo nuclear, levantar castigos y recuperar el acuerdo que rompió Donald Trump de forma unilateral. Pero el presidente norteamericano no ha cumplido su palabra y la economía iraní está muy tocada con un rial hundido y una inflación que roza el 40 %.

Otro de los temas sobre la mesa es el hiyab y nadie olvida las revueltas que se extendieron por el país tras la muerte de la joven Mahsa Amini a manos de la Policía de la Moral en el 2022, cuando fue detenida por no llevar bien el velo. Hasta el momento la guerra en Gaza apenas ha ocupado la atención de los candidatos, pese a que el temor a una expansión regional gana enteros cada día que pasa y el papel iraní es clave en su apoyo a Hezbolá en el Líbano.

En Irán el presidente juega un papel importante en la dirección de la política doméstica, pero las grandes decisiones de la república islámica están en manos del ayatolá Jamenéi.