El fin de la exención militar de los ultraortodoxos pone contra las cuerdas a Netanyahu

Mikel Ayestaran ESTAMBUL / COLPISA

INTERNACIONAL

Un ultraortodoxo en la oficina de reclutamiento, en Jerusalén.
Un ultraortodoxo en la oficina de reclutamiento, en Jerusalén. ABIR SULTAN | EFE

El fallo del Supremo israelí llega después de años de disputas legales y políticas

25 jun 2024 . Actualizado a las 22:07 h.

El Tribunal Supremo de Israel ha aprobado por unanimidad que el Ejército comience a llamar a filas a los ultraortodoxos y argumenta que el servicio militar es obligatorio para hombres y mujeres en el país y debe aplicarse a todos los ciudadanos por igual. La decisión llega después de ocho meses de guerra en Gaza en la que las Fuerzas Armadas han sufrido unas 600 bajas y abre la puerta a la movilización de 67.000 estudiantes de escuelas religiosas. Los dos partidos ultraortodoxos que forman parte de la coalición de Gobierno han mostrado su enfado, pero de momento no han mencionado la posibilidad de abandonar el Ejecutivo. Su salida supondría el final de la era Benjamin Netanyahu porque los escaños que aportan Shas (formación de judíos sefardíes) y Judaísmo del Unido del Pentateuco (formación de judíos askenazíes) son fundamentales para que el primer ministro mantenga el poder.

El fallo del tribunal determina que el Estado llevaba a cabo «una aplicación selectiva inválida, lo que representa una grave violación del Estado de derecho y del principio según el cual todos los individuos son iguales ante la ley». De momento se desconoce cuándo entrará en vigor esta decisión, pero desde el Movimiento por un Gobierno de calidad en Israel, organismo que elevó la petición a la Justicia, consideraron que la aplicación debe ser «inmediata». Esta plataforma calificó el fallo de los nueve magistrados de «decisión histórica». La sentencia recoge también la orden de congelar los fondos de las instituciones religiosas que no cooperen con el Ejército a partir del 1 de abril.

De momento, la fiscala general del país, Gali Baharav-Miara, ya ha ordenado a la cúpula militar que reclute «inmediatamente» a 3.000 ultraortodoxos. El ministro de Asuntos de Jerusalén, Meir Porush, miembro de Judaísmo Unido de la Torá, mostró su desacuerdo. Porush advirtió de que «no hay poder en el mundo que pueda obligar a una persona cuya alma anhela estudiar la Torá a abstenerse de hacerlo». El responsable de Vivienda y compañero de partido, Yitzhak Goldknopf, recurrió a X para expresar que «el Estado de Israel fue establecido para ser un hogar para el pueblo judío cuya Torá es la base de su existencia. La sagrada Torá prevalecerá». El líder de Shas, Aryeh Deri, dijo que la Torá «es nuestra arma secreta contra todos los enemigos. No hay poder en el mundo que pueda detener a los judíos de su estudio».

Pulso entre seculares y religiosos

Este debate sobre la llamada a filas de los religiosos lleva mucho tiempo abierto y dirigentes políticos como Yair Lapid, ahora líder de la oposición, se han erigido en defensores de su aplicación. Se trata de una reivindicación de la clase media secular del país, pero la solución no será sencilla. Los privilegios de los religiosos se remontan a 1948, fecha de la creación del Estado de Israel, y algunos jaredíes alertan incluso del riesgo de guerra civil entre religiosos y seculares. Los religiosos consideran que ellos deben cumplir con una misión divina que es el estudio de la Torá y hay que respetarlo y protegerlo como parte del ADN del Estado judío.

Según los datos del estudio anual que realiza el Instituto de la Democracia de Israel, se calcula que en el 2030 los ultraortodoxos supondrán un 16 % de la población judía de Israel y en el 2065 el porcentaje se elevará al 40 %. Un crecimiento basado en la media de 6,9 hijos que tiene cada mujer ultraortodoxa, muy superior al 2,4 del resto de mujeres no jaredíes.