«Son gente de montaña, duros», confía la Policía de las áreas arrasadas por a tormenta Helene, donde los voluntarios utilizan motosierras y canoas para llevar suministros
08 oct 2024 . Actualizado a las 21:39 h.A los abuelos de John Savage los bomberos los encontraron abrazados en la cama de su casa en Carolina del Sur. Se resignaron a que la tormenta Helene decidiera si vivían o morían. Fue lo segundo en una noche de absoluto terror. Oscura, tras la caída de los tendidos eléctricos, y sonora, entre paredes que crujían a causa de los vientos huracanados, las ráfagas de lluvia y la embestida contra los muros de avalanchas de agua marrón que bajaban de las laderas. Un árbol se desplomó sobre su vivienda en Beech Island y aplastó la habitación del matrimonio.
La catástrofe meteorológica que sacude Estados Unidos se resume en una inaudita realidad: mientras los rescatistas buscan a gente todavía desaparecida desde la semana pasada a consecuencia del paso de Helene por las dos Carolinas y Georgia, el huracán Milton de fuerza cuatro golpeará esta próxima madrugada Florida con la aparente promesa de comportarse todavía con mayor crueldad.
El número de fallecidos en el anterior temporal se eleva oficialmente a 215 personas, pero los desaparecidos todavía se cuentan por muchas decenas. Las autoridades dan por seguro que hay cuerpos anónimos sepultados por el barro o desplazados a kilómetros de distancia bajo el empuje de las torrenteras. Pero la suposición principal es que la mayoría de los ausentes sean residentes de zonas remotas y boscosas que siguen incomunicados, sin electricidad ni teléfonos.
Hasta ellos miles de voluntarios tratan de llegar a pie, a caballo o incluso en canoas aprovechando los arroyos porque todas la carreteras están rotas o han sido tragadas por el lodo y las rocas. Un objeto muy preciado entre las patrullas es la motosierra; la única forma de avanzar a través de la maraña de troncos y ramas caídas por doquier. Hay una clara urgencia por acudir a casas y cabañas perdidas donde se sabe que no hay agua potable o que vive alguien que requiere medicación diaria.
La esperanza radica en que «son gente de montaña, son duros», relata en Los Angeles Times Junior Seatz, responsable del Departamento de Bomberos Voluntarios de Creston, una localidad donde abundan las grandes extensiones naturales. Seatz revisa los equipos de salvamente y habla con los voluntarios que de continuo se apuntan a los rastreos. ¿Qué dice traer un grupo de ellos? «Motosierras, gasolina, camiones todoterreno. Y buenas espaldas».
Las historias emocionantes se suceden en los dos estados sumidos en la resaca de barro. Están las familias que se han armado de bicicletas y motosierras para intentar llegar a casa de sus allegados. «Yo hablé con mi madre media hora antes. Vive sola en la montaña. Me dijo que estaba preparada para lo que viniera. Nos hemos cruzado con alguna gente que nos ha dicho que está viva y bien», señala Susan Reibuth. «Sabemos que son momentos difíciles, pero sepan que estamos llegando. Vamos a recoger a nuestra gente», exhorta en una rueda de prensa Quentin Miller, jefe de la Policía del condado de Buncombe.
Claves en las elecciones
Carolina del Norte y Georgia son dos estados clave en las próximas elecciones presidenciales del 5 de noviembre. Nadie aventura por el momento si Helene influirá en los resultados. Tampoco nadie piensa en los comicios por mucho que los dos candidatos, Kamala Harris y Donald Trump, hayan visitado las zonas devastadas en cinco ocasiones. Lo importante ahora son las viviendas y negocios destruidos por el temporal y el duelo por los vecinos perdidos. «No importa de qué partido seas, todos necesitamos ayuda», explica Nancy Crawford, republicana que votará a Harris porque le irritan profundamente las declaraciones de Trump sobre la inmigración.