Hezbolá rebaja su dialéctica y aboga por alcanzar un acuerdo con Israel

Mikel Ayestaran ESTAMBUL / COLPISA

INTERNACIONAL

Qasem, este miércoles durante su discurso, en una localización desconocida.
Qasem, este miércoles durante su discurso, en una localización desconocida. REUTERS TV / Al Manar TV | REUTERS

El primer discurso del nuevo líder de la milicia chií, con menor carisma que Nasrala, aparca las promesas de victoria para intentar buscar un alto el fuego

30 oct 2024 . Actualizado a las 21:51 h.

Israel ordenó este miércoles la evacuación de la histórica Baalbek y durante toda la jornada bombardeó con dureza esta ciudad situada al este del Líbano. La operación coincidió con el primer discurso de Naim Qasem como secretario general de Hezbolá, en el que adelantó que «si los judíos deciden que quieren detener la agresión, lo aceptamos, pero en las condiciones que consideramos apropiadas y adecuadas. Hasta ahora no hay una propuesta para poder discutirla». El Ejército hebreo, que elevó a 33 el número de bajas sufridas desde que empezó la invasión, insiste en que ha logrado sus objetivos en territorio libanés donde, anunció, ha matado al número dos de la fuerza de élite de la milicia chií, Mustafá Ahmad Shahad, poco más de un mes después de haber abatido a su jefe.

El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, según Canal 12, aceptó la posición de los altos cargos de seguridad de que es momento de negociar una tregua, siempre que asegure el regreso de los residentes del norte de Israel a sus hogares. Hezbolá y Tel Aviv hablan de alto el fuego y la Casa Blanca, en plena vorágine preelectoral, anunció que el asesor para Oriente Próximo del presidente de EE.UU., Brett McGurk, y el enviado especial, Amos Hochstein, regresan a la región para reunirse con Netanyahu y discutir las condiciones en el Líbano.

Los hebreos han asestado golpes muy duros a la milicia chií, entre ellos el asesinato de Hasán Nasralá —su eterno líder—, y negocian desde una posición de fuerza. Las exigencias de Netanyahu incluyen la retirada total de Hezbolá al norte del río Litani, a unos 30 kilómetros de la frontera, el despliegue del Ejército libanés en esa zona y, lo más complicado de lograr, una garantía de que Israel mantendrá la libertad de acción en caso de amenazas. A cambio, el Estado judío aceptaría una tregua de 60 días.

El esperado discurso de Qasem estuvo en las antípodas de las apariciones de su predecesor. El clérigo de 71 años parecía nervioso y tuvo que leer varias partes de una intervención poco apasionada en un momento en el que los seguidores del Partido de Dios querían escuchar algo más que promesas vacías de victoria. Hezbolá ha elegido a un líder sin carisma en un momento de máxima debilidad y sus palabras no tienen el peso que tenían las de Nasralá. Esto el enemigo lo sabe bien y lo explotará en la mesa de negociación.

Mientras tanto, la Franja vive días sangrientos con bombardeos especialmente crudos en el norte. Israel sigue apostando por los hechos consumados y ya ha puesto en marcha la cuenta atrás para el final de la UNRWA, la agencia de las Naciones Unidas para los refugiados palestinos, cuya antigua sede en Jerusalén oriental está ahora cubierta de carteles con el eslogan: «A todo perro le llega su día».