Putin presume de su nuevo misil y dice que atacará centros de mando en Kiev

Andrés Rey REDACCIÓN / LA VOZ

INTERNACIONAL

Ciudadanos de Kiev se refugian en una estación de metro, ayer durante un ataque ruso.
Ciudadanos de Kiev se refugian en una estación de metro, ayer durante un ataque ruso. Alina Smutko | REUTERS

Moscú lanza bombardeos masivos contra el sistema eléctrico ucraniano

28 nov 2024 . Actualizado a las 22:31 h.

Rusia produce diez veces más misiles que todos los países de la OTAN juntos. Al menos, eso dijo ayer Vladimir Putin, con un cierto tono de burla, justo antes de amenazar con atacar «centros de toma de decisiones en Kiev» con su nuevo misil balístico Oreshnik. Un posible aviso indirecto a Volodímir Zelenski de que tal vez él sea el próximo objetivo de las fuerzas rusas.

Desde Astaná, Putin sacó pecho por las capacidades del cohete hipersónico que estrenó el 21 de noviembre en un ataque contra una fábrica militar en Dnipró. Rusia se vio obligada a lanzarlo «en respuesta a las acciones del enemigo», defendió el autócrata, refiriéndose a los misiles estadounidenses y británicos que Ucrania disparó la semana pasada hacia territorio ruso. Al mismo tiempo, justificó su amenaza a los centros de toma de decisiones en Kiev como una represalia a bombardeos previos de las fuerzas ucranianas contra Moscú y San Petersburgo.

Poco antes de esa intervención de Putin, Ucrania había denunciado una nueva escalada. Moscú había atacado con munición de racimo el sistema eléctrico del país. «Fueron alcanzados 117 objetivos», dijo el presidente ruso, sin dar más detalles, sobre el undécimo ataque masivo contra la red eléctrica ucraniana desde el pasado mes de marzo. Según las cifras presentadas por Zelenski, Rusia usó un centenar de misiles y más de 90 drones kamikaze, de los cuales 79 y 35 fueron derribados, respectivamente. Pero las intercepciones no fueron suficientes para evitar graves daños, y en las regiones de Leópolis, Volinia y Rivne más de un millón de abonados se quedaron sin luz.

Un monopolio nuclear

Pese a las advertencias sobre el peligro de una escalada del conflicto en Ucrania, continúan los ataques con armas estadounidenses y británicas, prosiguió Putin. La producción en serie del nuevo misil Oreshnik ya ha comenzado, dijo, y un bombardeo masivo con este tipo de proyectiles equivaldría al lanzamiento de una bomba nuclear. Y es que Rusia «no tolerará» que Ucrania reciba armas atómicas, avisó el autócrata.

Era una respuesta a recientes declaraciones desde Occidente, que está considerando enviar un arsenal preventivo a Kiev. «En tal caso, utilizaremos todos —y quiero subrayar eso— todos los medios a nuestro alcance», sentenció Putin, después de haber aprobado la semana pasada una nueva doctrina que permite al Ejército ruso lanzar misiles nucleares frente a ataques convencionales. En cuanto a las declaraciones, valoró que «solo pueden hacerlas personas irresponsables, que no están preocupadas por el destino de sus países ni del mundo en general».

Mientras Alemania estudia enviar a Polonia sistemas Patriot ante una posible escalada, el jefe de la diplomacia europea, Josep Borrell, ha reconocido que «nadie sabe qué hará la UE si Trump reduce la ayuda a Ucrania». A tres días de dejar el mandato, el catalán respondió así a la pregunta que le hizo «desde el último soldado hasta el presidente del país» cuando visitó Ucrania hace tres semanas.