El juez deja sin castigo a Trump por los 34 cargos del caso Stormy Daniels

Miguel Palacio, M. G. NUEVA YORK / E. LA VOZ, COLPISA

INTERNACIONAL

El republicano será el primer presidente con una condena penal en la historia de Estados Unidos. La sentencia confirma sus delitos, aunque se quede finalmente sin pena alguna

10 ene 2025 . Actualizado a las 22:25 h.

Tras la sentencia en un tribunal de Nueva York, Donald Trump es ya oficialmente un delincuente aunque, eso sí, muy poco común. Y no solo por el cargo de alto rango que va a ocupar en apenas diez días —presidente de Estados Unidos por segunda vez—, sino también porque no recibirá pena alguna por los 34 delitos por los que ha sido condenado en relación a los pagos a la actriz de porno Stormy Daniels por su silencio. Cualquier tipo de condición a su libertad significaría una traba en el ejercicio de su cargo. Incluso todavía podría quedar totalmente exonerado si gana la apelación.

El juez Juan Merchán justificó su decisión de no imponer a Trump una pena que lleve aparejada ni cárcel ni multa en la imposibilidad de hacerlo sin vulnerar el «cargo más alto de la Tierra». «Está claro que como ciudadano común Donald Trump no gozaría de semejante protección», recalcó. A pesar de ello, el juez consideró necesario llevar el juicio a término y formalizar su condición de condenado. Lo hizo en respeto al veredicto del jurado popular que decretó la culpabilidad del magnate neoyorquino en mayo del 2024 y en reconocimiento de la gravedad de los 34 cargos presentados contra él.

El juez reafirma la gravedad de los hechos con una sentencia que, dada la victoria electoral de Trump, se ha visto obligado a dejar sin pena. También el Tribunal Supremo de EE.UU. entendió que la defensa del proceso judicial pasaba por permitir que el juicio llegase a término. Así, a pesar de estar dominado por una amplia mayoría conservadora que ha menudo se decanta a favor del republicano, horas antes de la vista para anunciar la sentencia, se pronunció en contra de la petición de Trump de detener el juicio, por cinco votos a favor y cuatro en contra.

Por primera vez el público pudo ver y oír lo que ocurría dentro de la sala del tribunal de Nueva York. Trump, que participó por videoconferencia y se pasó parte de la vista apartando la mirada de la pantalla y negando con la cabeza, se mostró disgustado con el trámite. «Solo quiero decir que creo que esto es una vergüenza para Nueva York» dijo. Poco después, a través de Truth Social, afirmó que apelará una sentencia que, según dijo, pone fin a una «caza de brujas» de los demócratas contra él. La ausencia de pena, demostraría, según el propio Trump, que «no hay caso».

De una opinión diferente fueron los doce neoyorquinos que en mayo encontraron al magnate inmobiliario culpable de 34 delitos. Una serie de faltas referentes a la falsificación de registros comerciales para comprar el silencio de Stormy Daniels e impedir que su relato de un tórrido encuentro sexual extramatrimonial lastrase las opciones de Trump de acceder a la presidencia en el 2016.

Al final, el juez confirmó el veredicto de los neoyorquinos y Trump será el primer presidente de Estados Unidos delincuente convicto. Algo inédito en la historia del país que ha llegado pese a la estrategia de la defensa de desestimar el caso y la narrativa de Trump de que era víctima de una persecución judicial para impedir su vuelta a la presidencia.

Punto y final a sus problemas con la Justicia 

M. Palacio

Con el cierre del juicio por el caso Stormy Daniels, Donald Trump pone punto y final a todos sus problemas judiciales. Al final, las causas judiciales abiertas contra él a lo largo de los últimos dos años no solo no han servido para impedir que volviese a presidir la primera potencia mundial sino que también han terminado sin mayores consecuencias para él.

Así, la contundente victoria electoral de Trump en las presidenciales de noviembre inauguró la cascada de decisiones judiciales que ha terminado provocando de facto la clausura de la mayoría de los procedimientos que buscaban hacerle responsable de sus acciones. Un resultado buscado de forma explícita por el republicano y su equipo legal que en todo momento defendieron que el único veredicto válido sería el que generasen las urnas electorales

Los dos casos federales abiertos contra Trump —por tratar de subvertir las elecciones del 2020 y por llevarse a Mar-a-Lago documentos secretos— fueron desestimados a finales del 2024 a instancias del Departamento de Justicia. El de interferencia electoral se detuvo ante la decisión del Tribunal Supremo de confirmar una inmunidad presidencial casi completa. El caso de los documentos clasificados se estrelló contra una jueza partidaria del magnate neoyorquino que terminó lastrando el procedimiento hasta que se solapó con los comicios presidenciales.

El único caso que permanece activo, aunque en pausa, es el que buscaba juzgar a Trump por sus intentos de modificar el recuento electoral en el estado de Georgia. Tiene, sin embargo, un futuro incierto, después de que un tribunal de apelación retirase en diciembre a la jueza a cargo del caso, Fani Willis, por haber mantenido una relación sentimental con uno de los fiscales. Así, la causa se encuentra pendiente de que se resuelva la apelación de Willis a ese veredicto.

Con todo, la única victoria real en esta recta final de los procesos judiciales contra el presidente electo, ha sido para su equipo de abogados. Los defensores legales del millonario neoyorquino han tenido éxito en la que ha sido su estrategia en los juzgados desde que Trump se convirtiese en el primer expresidente imputado penalmente en junio del 2023: retrasar los procedimientos litigando a cada paso y confiar en una victoria electoral del republicano que, ya fuese a través de perdones presidenciales o de decisiones judiciales, impidiese al futuro presidente de EE.UU. enfrentar ninguna pena.