Hamás acusa a Netanyahu de trasladar la guerra a Cisjordania para seguir al frente

Las bombas cambian de objetivo. Solo 48 horas después del inicio del alto el fuego en la Franja de Gaza, el Ejército israelí lanzó este martes la macrooperación militar Muro de hierro para «erradicar el terrorismo» en la Cisjordania ocupada. Al menos ocho palestinos fueron asesinados y 35 resultaron heridos —entre ellos, tres médicos y dos enfermeros— durante varios ataques en la ciudad de Yenín ejecutados por la aviación, un helicóptero con ametralladoras y varios francotiradores apostados a la entrada del campamento de refugiados, según denunció el Ministerio de Sanidad de Palestina.

La incursión militar fue defendida como «una decisión contra el eje iraní donde quiera que envíe sus armas» por el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu. También lo hizo su ministro de Finanzas, el colono ultra Bezalel Smotrich. «Después de Gaza y el Líbano, hoy, con la ayuda de dios, comenzamos a cambiar el concepto de seguridad en Judea y Samaria [Cisjordania] y la campaña para erradicar el terrorismo en la región. Esto es parte de los objetivos de guerra que se agregaron en el Gabinete a la demanda de Sionismo Religioso el viernes», reconoció el extremista en redes sociales.

Tras el asalto, Hamás acusó a al Gobierno hebreo de trasladar la guerra a este territorio ocupado para perpetuarse en el poder. «En Cisjordania, Netanyahu quiere ahora una guerra abierta con los hijos del pueblo palestino para mantener su liderazgo», dijo uno de sus jefes políticos, Zaher Yabarin, en la cadena catarí Al Yazira. Además, el grupo islamista instó en un comunicado a sus conciudadanos y a los milicianos a contraatacar: «Llamamos a las masas de nuestro pueblo en Cisjordania y a su juventud revolucionaria a movilizarse e intensificar los enfrentamientos contra el Ejército de ocupación en todos los puntos, y a trabajar para frustrar la extensa agresión sionista contra la ciudad de Yenín».

Con motivo de la liberación de presos acordada tras el alto el fuego del pasado domingo, el mando militar israelí reforzó con siete compañías su presencia en este territorio, donde el año pasado fallecieron unos 500 palestinos —incluidos 75 menores— en incidentes violentos con soldados y colonos. La violencia de estos últimos se recrudeció esta semana hasta el punto de que el ministro de Defensa hebreo, Israel Katz, confirmó ayer que «decenas de ciudadanos israelíes, algunos de ellos enmascarados» asaltaron dos localidades cisjordanas, quemaron casas y coches, hirieron a veinte palestinos, y lanzaron piedras y atacaron a las fuerzas de seguridad el pasado lunes, y condenó firmemente «cualquier violencia de este tipo». Sin embargo, no se pronunció sobre el policía que, durante estos disturbios, disparó e hirió de gravedad a dos colonos, y que permanece en arresto domiciliario.

«Caos brutal»

Unos ataques que coinciden con la revocación por parte del nuevo presidente estadounidense, Donald Trump, de las sanciones impuestas por su antecesor, Joe Biden, en febrero del 2024 a los colonos violentos en Cisjordania. Una medida que provocará un «caos brutal» en la zona, según denunció la Autoridad Palestina. «Gaza es interesante. Es un lugar estupendo. Está junto al mar. El mejor clima [...]. Es un enorme sitio de demolición, que debe ser reconstruido der una manera diferente», señaló el republicano, que admitió que no confía en el mantenimiento del alto el fuego.

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