La policía atribuye la matanza en la escuela sueca a un exalumno

La Voz REDACCIÓN / LA VOZ

INTERNACIONAL

Rickerd Andersson.
Rickerd Andersson.

Tenía licencia de armas pese a padecer problemas mentales

06 feb 2025 . Actualizado a las 09:24 h.

Rickard Andersson, de 35 años, es el sospechoso de haber perpetrado el peor tiroteo en masa de la historia de Suecia, con 11 muertos. Este ciudadano de nacionalidad sueca, que se suicidó tras el ataque, vivía aislado del mundo y sufría problemas mentales. Aunque fue rechazado para el servicio militar, tenía licencia de armas para cuatro rifles de caza.

Las autoridades suecas han proporcionado muy pocos detalles sobre él: que no era conocido por la Policía, que actuó solo y que no tiene ningún vínculo con bandas criminales o con organizaciones terroristas, pero no confirmaron su identidad, que ha sido revelada por los medios suecos. No estaba en el radar de la Policía y ahora tratan de buscar el motivo que le llevó a cometer esta matanza en la ciudad de Örebro, a 200 kilómetros al oeste de Estocolmo. Según la prensa sueca, estuvo inscrito en el Campus Risbergska, la escuela para adultos objeto del tiroteo, en varios cursos de matemáticas, que nunca finalizó, la última vez en el 2021.

La licencia de armas para sus cuatro escopetas, tres de las cuales usó en el tiroteo, además de un cuchillo, permitió a la Policía averiguar su identidad y realizar la noche del tiroteo un operativo en un apartamento en Örebro en donde al parecer vivía.

Según el medio Aftonbladet, Andersson llevaba las armas en un estuche para guitarra, se metió en el baño de la escuela para cambiar su ropa por un uniforme militar y empezó a disparar, recoge la agencia Efe.

Algunos testigos han contado cómo la gente corría por los pasillos mientras el antiguo alumno caminaba pausadamente y disparaba a diestro y siniestro con su arma automática. Algunos tuvieron suerte. Por razones que se desconocen, les perdonó la vida. Pasó de largo y se abstuvo de ametrallar a ciertas personas, señala Colpisa citando medios suecos.

Problemas desde la infancia

El entorno del presunto tirador lo describe como una persona solitaria con un contacto social prácticamente inexistente. Quienes le conocían de cerca coinciden en describir a un individuo con problemas sociales y mentales que comenzaron ya en el colegio.

Nacido con el nombre de Jonas Simon, que cambió en el 2017, creció con sus padres y hermanos en un barrio próspero de Örebro. Un pariente cercano lo recuerda en el diario Expressen como un «niño normal», aunque reconoce que era muy retraído. «No tenía ningún amigo». La última vez que se vieron fue en el 35 cumpleaños de Andersson, en el que se mostró agradable, pero taciturno: «Comió su comida, pero permaneció la mayor parte del tiempo en silencio». En las últimas Navidades, Andersson no se reunió con su familia y las pasó solo: «No se sentía bien mentalmente», recoge Colpisa.

En su infancia, asistió a la escuela primaria Navets, en el sur de la ciudad. Se graduó en noveno curso, sin suspender ninguna materia. Pero ya ahí comenzó a dar síntomas de su deriva. «Dejó de hablar, no se comunicaba», cuenta un compañero de clase. «Caminaba con la capucha y la mano sobre la boca», en una imagen que se repetía y que le granjeó el apodo de «el capuchas».

Tras dejar el colegio, estudió en el instituto Wadköping, donde no logró graduarse en bachillerato. Por esta circunstancia el Ejército sueco le rechazó para el servicio militar en varias ocasiones.

Tras dejar los estudios, vivía aislado. Abandonó la casa de sus padres en el 2010, a los 21 años.