
El presidente de Estados Unidos sacudido todo el planeta en 20 días a golpe de aranceles, recortes y propuestas
10 feb 2025 . Actualizado a las 05:00 h.Rotulador en mano, Donald Trump firma decretos desde el 20 de enero, primer día de su segundo mandato como presidente de Estados Unidos. Entre sus dedos, el rotulador se transforma en una brocha que en tres semanas ha sacudido todo el planeta.
Ayer, tendió la mano a Irán sobre un posible diálogo. «Me gustaría alcanzar un acuerdo con Irán sobre el tema de la no proliferación nuclear. Lo preferiría a bombardearlos por todas partes», declaró el presidente estadounidense en una entrevista con The New York Post, en la que dijo haber hablado con el presidente ruso, Vladimir Putin, sobre el fin de la guerra en Ucrania.
Para la ambición y el poder de Trump no hay fronteras. Su cambio ha empezado dentro. En Estados Unidos son despedidos los fiscales que investigan al presidente y se ha ofrecido a dos millones de funcionarios que renuncien a su trabajo a cambio de ocho meses de sueldo. Se cierran agencias de ayuda y ha comenzado una purga en el FBI y la CIA.
En el exterior, Trump sale de la OMS y reclama Groenlandia, y el Canal de Panamá y, con los aranceles de mazo, ha conseguido que México refuerce la vigilancia fronteriza para evitar el flujo de migrantes. Hay un torrente de medidas que empezó a firmar tras pisar la Casa Blanca.
Entre las ideas más impactantes, su solución para Gaza. Tras el alto el fuego entre Hamás e Israel, Trump sorprendió diciendo que la solución sería que los gazatíes se fueran a Jordania y Egipto, y Washington se encargara de transformar, tras casi 500 días de guerra y más de 47.000 muertos, la Franja en zona turística, en la «Riviera de Oriente Medio».
El Kremlin guarda silencio
«Primero Estados Unidos» es el lema de Trump, y lo aplica hasta en Ucrania. Trump ha pedido los derechos sobre las tierras raras y yacimientos de litio. En este sentido, Zelenski encara la reunión que podrían mantener esta semana, insistiendo en la disponibilidad de Kiev de alcanzar un acuerdo ventajoso para Washington sobre los recursos naturales de Ucrania. Mientras, el Kremlin guarda escrupuloso silencio sobre las posibles conversaciones en curso entre Trump y Putin sobre el fin de esta guerra.
A golpe de arancel, Trump ha conseguido muchas cosas, como que Colombia, México y Canadá doblen la rodilla ante él. Cuando Trump envió un par de aviones con deportados a Bogotá, el presidente colombiano, Gustavo Petro, no permitió que aterrizaran. El magnate impuso aranceles del 25 % a los productos del país sudamericano y la oposición de Petro se diluyó como un azucarillo en agua. Con México y Canadá funcionó la misma medicina.
Trump reclama el control del Canal de Panamá. Y como emperador que se siente, no entiende que Groenlandia, una isla llena de riquezas en la estratégica ruta ártica, sea un territorio autónomo de un país como Dinamarca. Ante la intención de EE.UU., la primera ministra danesa, Mette Frederiksen, pide socorro a la OTAN y la UE. Pero ambos tienen un tono bajo en la respuesta.
En menos de tres semanas, EE.UU. ha abandonado la Organización Mundial de la Salud, agencias humanitarias de la ONU, y va a revisar la financiación de las Naciones Unidas. Son medidas de máximos que se suman a su idea de desmontar el «Estado profundo», la que él considera la mastodóntica Administración pública estadounidense, que debe adelgazar, según Trump, en primer lugar en bienestar social.