La presión norteamericana para hacerse con Groenlandia marca las elecciones en la isla

Redacción LA VOZ

INTERNACIONAL

Carteles del partido Inuit Ataqatigiit en Nuuk.
Carteles del partido Inuit Ataqatigiit en Nuuk. Mads Claus Rasmussen | EFE

Los groenlandeses rechazan a Trump, no quieren ser parte de EE.UU. y apuestan por una independencia con base sólida

10 mar 2025 . Actualizado a las 05:00 h.

El interés de Estados Unidos por adueñarse de Groenlandia ha situado la cuestión independentista en el centro de la campaña de las legislativas que se celebrarán mañana en el territorio autónomo danés, en un debate marcado por la economía, la sanidad, la educación, los problemas sociales y la relación con Copenhague.

La independencia ha sido un tema recurrente en la isla ártica, en especial desde el 2009, cuando se aprobó un nuevo estatuto de autonomía que reconoce el derecho de autodeterminación.

Según un sondeo, el 85 % de los groenlandeses no quieren ser parte de Estados Unidos, aunque la mayoría están a favor de la independencia. Los partidarios de mantener los vínculos con Dinamarca han perdido peso y varios partidos han cambiado de postura: en el Parlamento todas las fuerzas están a favor de la independencia, pero difieren en los ritmos y forma de fundamentarla.

El socialista inuit Ataqatigiit (IA), del presidente autonómico, Múte B. Egede, y principal fuerza política, defiende un nuevo marco de colaboración con Dinamarca y la creación de una base económica «sólida» sobre la que constituir un Estado independiente.

Y el socialdemócrata Siumut, tradicional dominador de la política groenlandesa y socio menor de la coalición de gobierno, representa una línea similar, aunque ha evidenciado divisiones y su presidente, Erik Jensen, ha mandado mensajes ambiguos sobre las negociaciones con Copenhague. «No podemos decir si formaremos un Estado mañana, el año que viene o en el futuro próximo», afirmó Jensen.

Reunión con el círculo de Trump

Las tensiones internas del Siumut se han plasmado en la salida de Aki-Matilda Høegh-Dam, una de las dos diputadas groenlandesas en el Parlamento danés. Høegh-Dam se ha ido al Naleraq, al igual que su pareja, Kuno Fencker, protagonista de un polémico viaje a Estados Unidos hace semanas en el que se reunió con gente del círculo de Trump.

La isla, con 57.000 habitantes que viven en 2,2 millones de kilómetros cuadrados, tiene una gran dependencia de Dinamarca, que aporta más del 40 % de los ingresos anuales. Groenlandia arrastra problemas sociales vinculados a su pasado colonial, con altos índices de alcoholismo, abusos y suicidios, aparte de una sanidad y una educación con peor nivel que el resto del Estado danés, cuestiones claves en el debate electoral. Y, mientras que su población apenas ha variado desde el 2008, el número de groenlandeses que viven en Dinamarca ha subido un 23 %, y los expertos calculan que en 25 años habrá 10.000 habitantes menos en la isla.