Irán e Israel rechazan las peticiones de desescalada y las ofertas de mediación

Ricard G. Samaranch DAMASCO / E. LA VOZ

INTERNACIONAL

Columnas de humo a causa de los ataques israelíes se levantan en el cielo de Teherán
Columnas de humo a causa de los ataques israelíes se levantan en el cielo de Teherán Majid Asgaripour | REUTERS

Los ataques de los cazabombarderos y la lluvia de misiles continuaron ayer

16 jun 2025 . Actualizado a las 09:08 h.

El conflicto bélico entre Israel e Irán, iniciado el pasado viernes cuando el Estado hebreo atacó las instalaciones nucleares iraníes, no tiene visos de terminar próximamente. Este domingo se repitió un patrón parecido al de los dos días anteriores, con intensos ataques de los cazabombarderos israelíes contra decenas de objetivos en territorio iraní y la consiguiente respuesta de Teherán en forma de lluvia de misiles balísticos y drones. Ambos países han rechazado las peticiones de desescaladas y las ofertas de mediación que les han hecho llegar varias potencias mundiales.

Como sucedió en las jornadas anteriores, además de proyectiles, ambos países intercambiaron duras amenazas. Así, el portavoz del Ejército hebreo, Effie Defrin, aseguró que Israel no pensaba cesar sus ataques «ni por un momento». La escalada militar de las últimas horas incluyó el bombardeo de Yemen en un intento de asesinar a uno de los líderes de los hutíes, la milicia proiraní que controla el norte del país.

Mientras ambos contendientes se mostraban dispuestos a prolongar la guerra indefinidamente, varios actores tanto globales como regionales lanzaron diversas iniciativas para frenar el ciclo de violencia. El premier británico, Keir Starmer, mantuvo una conversación telefónica con el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu. «Nuestro mensaje constante es el de pedir una desescalada», declaró Starmer después de la llamada.

Por su parte, el presidente francés, Emmanuel Macron, hizo lo propio con su homólogo iraní, Masud Pezeshkian, y le instó a reanudar las conversaciones sobre su programa nuclear con Estados Unidos, algo que Teherán ni tan siquiera contempla hasta que Israel no ponga fin a su agresión.

El presidente Trump, que ayer mantuvo contactos con varios líderes mundiales, también expresó su deseo de un pronto fin de las hostilidades: «Irán e Israel deberían llegar a un acuerdo, y lo harán… Pronto habrá PAZ», escribió Trump en las redes sociales. No obstante, en declaraciones a la televisión ABC, el presidente estadounidense abrió la puerta a «involucrarse» en el conflicto al lado de Israel. Si bien Washington niega haber participado en los bombardeos, su Ejército sí ha ayudado a Tel Aviv a neutralizar los misiles iraníes.

De momento, el balance de víctimas de estos tres días de ataques cruzados es de al menos 128 fallecidos iraníes, entre ellos, seis altos cargos de sus fuerzas de seguridad, así como 14 científicos nucleares. En el bando israelí, se cuentan trece víctimas mortales, e importantes daños materiales. En las últimas guerras que había librado Israel, ninguno de sus enemigos había sido capaz de perforar con tanta asiduidad el potente escudo antimisiles israelí. Si el número de víctimas en Israel no ha sido más elevado ha sido gracias al extenso sistema de búnkeres del país.

Mientras al inicio de las hostilidades el Ejército israelí había dirigido sus bombas a objetivos del programa militar iraní, en las últimas horas ha atacado la infraestructura energética del país, un elemento clave para las finanzas de la república islámica. Varios columnas de humo se levantaban en la capital, Teherán. Según la prensa local, algunos de los blancos israelíes fueron depósitos de combustible, pero también en las imágenes difundidas se podían ver edificios residenciales ardiendo. Asimismo, en Israel, sobre todo en Tel Aviv y sus alrededores, las principales infraestructuras dañadas eran civiles.

Oriente Medio contiene la respiración por el temor a una guerra regional no deseada

r. g. s.

En los últimos dos días, la entera región de Oriente Medio, de Bagdad a El Cairo, pasando por Riad, ha seguido con una mezcla de expectación y estupor el intercambio de misiles entre Israel e Irán. «Durante la noche pasada, cada dos horas me iba despertando y miraba las últimas noticias en el móvil», comenta Rola, una joven consultora en márketing de Damasco. A falta de saber cuál será el alcance de la confrontación, si será limitada o entrañará la entrada de Estados Unidos y su extensión a la región entera, los Gobiernos árabes hacen sus cálculos y toman posiciones.

En general, más allá del primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, nadie en la región quiere una escalada militar, y así lo han hecho saber en sus comunicados públicos exigiendo un alto al fuego. Ni tan siquiera la quieren las petromonarquías del golfo pérsico, que hasta hace un par de años sí que apostaban por un ataque militar contra las instalaciones nucleares iraníes.

Las petromonarquías del Golfo, con Arabia Saudí y Emiratos Árabes Unidos (EAU) a la cabeza, son históricos adversarios de Irán por razones geoestratégicas y religiosas. Pero a raíz de su frustrante experiencia en la guerra del Yemen, habiendo sido incapaces de derrotar a los hutíes, han comprendido que es mejor la búsqueda de un sistema de coexistencia con Teherán a la confrontación directa.

Fruto de esta nueva visión, Teherán y Riad enterraron el hacha de guerra a través de la mediación de Pekín. Así pues, aunque las petromonarquías puedan sentir una cierta satisfacción por el debilitamiento militar de Irán, recelan de la guerra total que quiere Netanyahu, e incluso es probable que susurren a la oreja de Donald Trump que debe frenar al Estado judío.

Los vecinos directos de Israel, Líbano, Siria y Jordania, también ven con extremada preocupación la escalada militar de las últimas horas, si bien por motivos diferentes. Líbano y Siria padecen una severa crisis económica, con la mayoría de la población por debajo el umbral de la pobreza, y lo último que necesitan es una guerra que aleje las inversiones extranjeras. Por su parte, Jordania debe buscar un difícil equilibrio entre satisfacer a sus patrones occidentales, que le exigen que ayude a neutralizar los misiles iraníes que entran en su espacio aéreo, y a la vez no soliviantar a su población, que en su mayoría es de origen palestino y muy hostil al Estado hebreo. Cuanto más se alargue el conflicto, mayor será el riesgo de desestabilización interna.