
La británica Belinda Taylor y su instructor tuvieron problemas durante la maniobra, después de lanzarse desde una altura de 4.500 metros en Devon. «Me di cuenta de que un paracaídas no se había abierto», dice su pareja a The Mirror
16 jun 2025 . Actualizado a las 13:54 h.Belinda Taylor, británica de 48 años, se disponía el viernes a disfrutar de una experiencia inolvidable. Un salto en paracaídas en el aeródromo de Dunkewell, en Devon, al sudoeste de Inglaterra. Madre de cuatro hijos, y ya abuela con dos nietos, vivía ahora con su pareja, Scott Armstrong. «Mi hijo de nueve años vino hace poco a vivir con nosotros y ella lo recibió con los brazos abiertos. Como muestra de agradecimiento decidí comprarle el salto en paracaídas en tándem. Estaba entusiasmada», dice Armstrong en unas declaraciones recogidas por el diario The Mirror.
Sin embargo, el tándem que saltaría, formado por Belinda y su instructor, iba a tener un trágico final. «El plan era hacer un salto de 2.130 metros, pero a última hora dijo que quería uno de 4.500 metros, así que pagué el dinero extra. Fueron el último grupo en subir. Estaba usando prismáticos y los vi saltar a todos. Me di cuenta de que un paracaídas no se había abierto. Me asusté muchísimo. Desaparecieron de mi vista», indica el novio al mismo medio, que presenció la escena en tierra con su hijo. Lo que era un regalo, acabó en tragedia: «Me subí al coche con mi hijo y corrí por los campos. Encontré a Belinda y al instructor allí tendidos, aún juntos, ambos muertos. Fue una visión horrible. La extraño muchísimo».
Toda la familia de esta joven abuela ha quedado traumatizada por lo ocurrido. En otro medio británico, The Guardian, su hijo mayor, Connor Bowles, la recuerda emocionado y con cariño. «Era una mujer desinteresada que solo quería lo mejor para los demás, especialmente para sus seres queridos. La extrañaremos profundamente y dejará una huella imborrable en todos aquellos que la conocieron»
British Skydiving, el organismo rector en el Reino Unido del paracaidismo, ha lamentado lo ocurrido a través de su director ejecutivo, Robert Gibson, y ha anunciado la apertura de una investigación sobre el accidente. Agentes locales y del condado también elaboran informes sobre lo ocurrido.